Capítulo 20: Una mágica velada

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En cuanto me repuse un poco, tanto Mamoru como Kunzite me acompañaron a mi habitación, en la que ya me esperaba una persona bastante conocida.

—Será mejor que descanses, este ha sido un día lleno de emociones— me expresó Mamoru justo al ingresar por la puerta.

—¡Hija yo...!— Kunzite intentaba hablar conmigo, pero yo aún seguía renuente a entablar una conversación más íntima con él.

—¡Kunzite! ¡Disculpame! ¡No me pidas que te trate como a un padre porque no puedo. Estuviste ausente toda mi vida, y el cariño no puede surgir de la noche a la mañana— ante mis palabras, el hombre bajó un poco la cabeza y dibujó en su rostro un gesto de melancolía.

—¡Te comprendo! Aunque espero que algún día me des la oportunidad de recuperar el tiempo perdido y demostrarte que siempre te amé aún cuando no estabas presente. No ha habido un solo día en que no haya pensado en ti— afirmó el hombre.

—Te prometo que pondré todo de mi parte para que las cosas marchen mejor entre nosotros, solo no me presiones por favor— respondí tratando de sonar lo más convincente posible.

—Encárgate de que descanse, recuerda que tú única obligación ahora es estar al pendiente de las necesidades de Serenity— Mamoru le ordenó a Lita quién permanecía en una esquina de la habitación en completo silencio solo observando lo que ocurría.

—¡Sí, mi señor!— respondió ella asintiendo al mismo tiempo con la cabeza. Después de eso, ambos hombres abandonaron la alcoba dejándonos a mí y a mi asistente solas.

—¡Lita! ¡Que gusto verte!— sin pensarlo dos veces me abalancé sobre ella regalándole un fuerte abrazo.

—Señorita ¡No haga eso! ¡No es correcto! Usted es la hija del general, y yo solo soy una simple mucama— Lita trataba de seguir los protocolos de este lugar.

—¿Quién te dijo que soy la hija de Kunzite?— sus palabras me habían dejado bastante sorprendida ¿Cómo podía ser que ella tuviera conocimiento de eso sí yo apenas lo había descubierto?

—Lo supe desde el día en que me pusieron a su entero servicio. Cuando me encomendaron la misión, Kunzite me habló de las sospechas que tenía. Ahora al escuchar su conversación me doy cuenta de que también usted conoce la verdad— Lita expresaba una alegría que desafortunadamente yo no compartía.

—Así es, me enteré de una manera no muy agradable— respondí con rabia apretando mis puños contra mí vestido.

—Señorita Serenity, veo que no le alegra mucho está situación— agregó ella.

—Pues no me alegra en lo absoluto. Para mí, mis únicos y verdaderos padres siempre van a ser los Black. No me importa la forma en la que llegué con ellos, pero me dieron una excelente vida rodeada de cariño y llena de felicidad.

—No quiero parecer grosera, pero ahora menos que nunca le permitirán salir del palacio. En pocas palabras, usted jamás volverá con ellos— Lita estaba en lo correcto. Si antes se me había asegurado que nunca podría salir de este lugar, ahora que se sabía que yo era la hija perdida de Kunzite, harían todo por retenerme aquí.

—Lo sé Lita, pero no me daré por vencida, tengo la manera perfecta para regresar con mi familia— Lita quedó perpleja ante mis palabras.

—¿De qué está hablando? Por más que usted trate no la dejaran salir, el señor Mamoru ha dado órdenes de ello desde el momento en que la trajeron al palacio.

—Lo sé Lita, pero no pienso huir, solo es cuestión de hacer que vengan por mí— le dije a mi compañera guiñándole un ojo.

—Usted está completamente incomunicada, es imposible que pueda contactar a alguien. Nadie tiene acceso al despacho del gran señor, y esa es la única habitación en la que hay teléfono— Lita trataba de persuadirme pero yo tenía un plan perfecto y no iba a desistir hasta lograr mi cometido.

EL PRÍNCIPE DE MEDIO ORIENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora