Ahora ya sabía lo único que Kunzite y Mamoru desconocían, la forma en la que había llegado a los brazos de los Black, aunque con algunas mentiras que me tocó revelarles.
Aún con mi familia reunida, comencé a contar lo que yo sabía. Les hablé a mis padres adoptivos sobre la traición que le secó el corazón al padre de Mamoru, lo que hizo con su madre como venganza, y lo que hizo con mis padres biológicos para garantizar que ellos ocuparan toda su atención en Mamoru.
Mi padre se encontraba atónito al descubrir que en realidad, yo tenía a dos personas que me habían amado tanto como para dejarme partir hacia un rumbo desconocido solo para que siguiera viviendo, pero la que estaba en especie de shock y no reaccionaba ni para bien ni para mal, era mi madre.
Cuando ella por fin pudo hablar se dedicó a recriminar por la acción de mi padre y por ocultarle la verdad. En propias palabras de ella, le negó el derecho a llorarle a su verdadera hija, cosa que tenía sentido para mí.
—Ya habías sufrido bastante y quise evitarte la pena de la pérdida de nuestro bebé. Yo también quería ser padre, anhelaba tener a un pequeño ser en mis brazos, y cuando llegó Serenity, pensé en la suerte que la indefensa criatura correría si no la recibía. No actué por beneficio propio, lo hice pensando en los tres— resolvió mi padre con lágrimas en los ojos, pero lo que él había hecho parecía que no tendría perdón ante la mujer que amaba. Ella estaba tan dolida y llena de furia que me hizo pensar que tal vez, esta revelación traería consecuencias no muy buenas para mí.
—¿Acaso el saber la verdad cambia tus sentimientos?— le pregunté a mi madre ante su reacción, colocando mi rostro melancólico frente al furioso de ella, pero al ver mi mirada cristalina se dirigió hacia mí, me abrazó, y como toda una verdadera madre lo haría, dejó su sentir a un lado para darme el consuelo que yo tanto necesitaba.
—¿Cómo podría ser eso? ¡Mi niña!— habló mientras el sonido de su llanto se unía al mío para luego continuar. —¡Escúchame bien!— ella se alejó un poco de mí, y con su mano sujetó mi rostro para obligarme a mirarla —Nada de lo que me digan podría cambiar lo que siento por ti. Aún cuando no lleves mi sangre, para mi tu eres mi hija. Desde el primer momento que te tuve entre mis brazos te amé. Cuidé de ti, te dí tiempo, cariño, te alimenté, estuve a tu lado cuando enfermaste, te acompañé en tu primer día de escuela, en cada cumpleaños y hasta en tu graduación. ¿Crees que todos los momentos hermosos que me regalaste en estos dieciocho años se van a borrar de mi mente solo porque me han dicho la verdad?
—¡No lo sé!— respondí agachando un poco la cabeza.
—¡Claro que no! ¡Te amo y siempre te amaré! Nunca dudes de mi cariño, y que te quede clara una cosa, si estoy molesta no es por ti, ni por tu padre, sino por la mentira. Si me hubieran dicho la verdad, de igual modo yo te habría aceptado. Estaba tan ansiosa de ser madre que te hubiera acogido en mis brazos sin importarme tu origen. ¡Eres lo mejor que me pasó en la vida!— en ese momento, ambas volvimos a abrazarnos, aunque esta vez se nos unió mi padre.
—Esmeralda, perdóname, no era mi intención mentirte, solo quería tu felicidad. Por lo mismo, tuve siempre sobreprotegida a Serenity, tenía miedo de que quien la había entregado, algún día la buscara y quisiera alejarla de nosotros— ante las palabras de mi padre, mamá solo le dijo que lo perdonaba, que comprendía los motivos por los que le había ocultado la verdad, y que, desde luego, seguiríamos siendo la hermosa familia que siempre habíamos sido.
Durante mi corta vida, solo vi buenos tratos, comunicación y armonía entre mis padres. Ellos eran el ejemplo de una pareja perfecta, se amaban, se complementaban y se apoyaban en todo; sin duda, ese era el modelo de relación que yo quería para mi futuro. ¡Que lindo hubiera sido vivir un amor así como el de ellos, con Mamoru! Pero... En mi realidad y en mi mundo, no existían los cuentos de hadas. Quizá Mamoru estaba enamorado de mí, y desde luego, yo de él, pero ¿Que podía ofrecer yo, una simple mortal a un príncipe de verdad?
ESTÁS LEYENDO
EL PRÍNCIPE DE MEDIO ORIENTE
Fiksi PenggemarSecretos, una infancia triste y llena de reglas y obligaciones. A veces la realeza no es tan feliz como se piensa... ° Un gobernante desalmado... ° Una joven obligada a estar a su lado, pero decidida a cambiarlo... ¿Lograrán descubrir al ser bondado...