Capítulo 14: Pacto amistoso

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Narra Serenity

De forma lenta fui abriendo mis ojos, no sabía lo que había ocurrido pero por la oscuridad a mi alrededor supuse que era de noche. Lo único de lo que pude percatarme gracias a la tenue luz de una pequeña lámpara, era que estaba en esa habitación que me había sido asignada y que a mí costado derecho se notaba una persona que había sido vencida por el sueño.

—¡Por Dios!— expresé fuertemente y de forma inmediata me llevé las manos a la boca intentando auto silenciarme al percatarme de la identidad de quien me acompañaba. Mamoru se encontraba a mi lado y francamente no quería llamar su atención pero ¿Que estaba haciendo él aquí? Mi primera suposición fue que no tenía buenas intenciones. No lo conocía mucho, pero por lo que Lita me reveló y por lo poco que él mismo me había mostrado tenía la certeza de que no era un hombre bueno.

Con el mayor de los siglos posibles, me levanté de la cama y me dirigí hacia la puerta del lugar intentando salir del alcance de Mamoru y lo logré; sin ser notada por él abandoné la habitación y comencé a caminar por los pasillos sin un rumbo definido. Lo único que deseaba era salir de esta prisión y volver a casa, pero sabía que eso era imposible.

Seguí mi rumbo y sin darme cuenta llegué al balcón que había llamado mi atención anteriormente. Esta noche en específico, la luna se veía más grande que en otras ocasiones, tan enorme, que sobre la laguna no solo se podía ver su reflejo, si no que parecía que ambas hacían contacto físico. Era más que enigmático presenciar esa escena, además, el brillo de las estrellas y el hecho de que desde pequeña tuve una fijación extraña e inexplicable por ese astro, lo hacía más especial.

Durante mi infancia, la luna se volvió mi confidente. Cuando tenía algún problema o algo me preocupaba, esperaba a que oscureciera y ella apareciera con su imponente brillo, entonces yo salía por la terraza de mi habitación, la observaba fijamente y comenzaba a desahogar todo lo que mi corazón y mi alma guardaban mientras una extraña calma y tranquilidad me invadían el cuerpo; a veces tenía la sensación de que alguien en algún lugar del firmamento me observaba, me escuchaba y me enviaba el confort que requería en esos momentos.

Un día, mi madre notó lo mucho que me maravillada el astro, tanto, que incluso se volvió una tradición el cenar en el jardín en las noches de luna llena, pero lo mejor de todo, era cuando mi madre entonaba esa mágica canción que tanto me gustaba y con la que me arropaba diariamente para ir a la cama.

—¡Qué hermosos recuerdos! Pero desafortunadamente, solo eso son. Todo lo vivido con mi familia jamás volverá a repetirse— le expresé en voz alta a esa confidente en el cielo que no me juzgaba y que tanta paz me traía mientras comenzaba a entonar en un susurro la hermosa melodía que mi madre me había enseñado y derramé una lágrima.

¹ —"Deja que escuchen tus oídos, este sereno suspirar

Fija tus ojos en el mar, y en ellos se reflejarán

La luz de Luna te bañará.

Tan solo con observar, tu bello rostro al dormir

Mi corazón late más, siento que me estremezco.

Descubriremos aquí, algo que solo tú soñabas

Encontrar, en la magia que hay solo en la noche

(Donde, donde, donde, donde está)"

EL PRÍNCIPE DE MEDIO ORIENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora