Ante las declaraciones de mi hija, Esmeralda comenzó hacer un sin fin de interrogantes que en un principio evadí usando como pretexto el que eran sólo tonterías, pero tras la insistencia de Serenity de conocer la verdad, tuve que revelar el secreto que durante dieciocho años había guardado.
Cuando le propuse matrimonio a Esmeralda, estaba más que enamorado de ella, y aún lo sigo estando, es una mujer bella, comprensiva y llena de bondad, ternura y amor. El día en que por fin la vi desfilar directo hacia mí con ese hermoso vestido blanco en el que estaba envuelta, literalmente, derramé lágrimas de emoción. Ella era la mujer más hermosa del mundo, y se había convertido en mi compañera para toda la vida.
En un principio, decidimos esperar un poco para tener familia, ambos viajamos, nos divertimos, y disfrutamos de nuestra juventud, y cuando creímos que ya era el momento indicado, y que los dos éramos más estables emocional y económicamente, nos aventuramos en el camino para buscar un hijo.
Como toda pareja, hacíamos todo lo que estaba en nuestras manos, pero para la mala fortuna de los dos, nunca logramos un embarazo.
Al notar que Esmeralda no podía gestar, acudimos a un especialista, que después de múltiples exámenes y análisis, nos dió la triste noticia de que el problema en el organismo de mi esposa era que sus óvulos no maduraban de manera correcta, por lo cual era casi imposible que fueran fertilizados, y las únicas dos ocasiones que eso había sucedido, nos enteramos debido a unas ligeras hemorragias producto de una mala implantación en su útero. En resumidas cuentas, el cuerpo de mi amada mujer no estaba hecho para procrear.
En un principio, ambos nos sentíamos frustrados, pero ella lo estaba más que yo. Una noche, sin una razón aparente, Esmeralda se acercó a mí y sin más palabras de las necesarias, me pidió el divorcio. Su solicitud me dejó bastante sorprendido. ¿Acaso ya no me amaba? ¿Había alguien más en su vida? Había dado todo para hacerla la mujer más feliz del mundo ¿y me pagaba con eso?
—No quiero que estés atado a una mujer como yo— fue su respuesta cuando le pregunté ¿por qué? —Soy una mujer incompleta, ni siquiera puedo darte un hijo. Será mejor que busques a una persona que sea una verdadera mujer, a alguien que pueda hacerte feliz en todos los aspectos— me dijo llorando.
¿Otra mujer? ¿Cómo podía pensar siquiera que pondría mis ojos en otra mujer? Ella era mi vida entera, la mujer a la que amaba, y si le había tocado vivir esta situación, yo la apoyaría hasta el final, tal y como lo había dicho el reverendo en nuestra boda: en las buenas, en las malas y hasta que la muerte nos separara. Ella me amaba, de eso no había duda, y su sentimiento era tan fuerte que no le importaba sacrificar su felicidad solo para que yo lograra la mía.
—¿Acaso estás loca?— me acerqué a ella y la tomé por los hombros con delicadeza para que me mirara. —La vida no se acaba solo porque no puedas tener un hijo, siempre hay otras opciones para lograr ese sueño, y si aún así no se puede, y nos toca quedarnos con la compañía de nosotros mismos, sería un honor que tan noble mujer permanezca a mi lado por el resto de mis días— finalicé y la abracé de forma fuerte pero tierna. Ella era mi esposa, y la amaba tanto que ni siquiera esta situación podría alejarme de ella.
Recuerdo que en cuanto le dirigí esas últimas palabras ella simplemente mencionó mi nombre, correspondió a mi abrazo y comenzó a llorar. Creo que nunca hubiera esperado esa respuesta de mi parte, pero eso es lo que todo hombre debe hacer por la mujer que ama. ¿O no?
Transcurrió el tiempo, y pensamos en adoptar, pero los trámites y documentos que había que presentar eran interminables. Se nos pedían ciertos requisitos, y cuando creíamos que estaban totalmente cubiertos, se nos daba una respuesta negativa pues solicitaban cada vez más y más cosas. Cuando por fin, todo el papeleo estaba hecho, un juez apeló la decisión de entregarnos un menor argumentando que mis negocios, aunque eran legales, no beneficiaban en nada a la crianza de un pequeño.
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EL PRÍNCIPE DE MEDIO ORIENTE
FanfictionSecretos, una infancia triste y llena de reglas y obligaciones. A veces la realeza no es tan feliz como se piensa... ° Un gobernante desalmado... ° Una joven obligada a estar a su lado, pero decidida a cambiarlo... ¿Lograrán descubrir al ser bondado...