Palacio Chiba
Por fin desperté, no puedo recordar mucho, lo único que viene a mi mente es el rostro de ese extraño hombre acosándome en la discoteca, y después, ese mismo sujeto sacándome de entre los fierros retorcidos de... ¡No puede ser! ¡El accidente!
En cuanto los recuerdos llegan a mi mente, puedo verlos pasar en ella como una película en cámara rápida. Intento levantarme sobresaltada, pero lo único que consigo es lastimarme; me duele todo el cuerpo, y la fuerza que apliqué para incorporarme fue tanta que una aguja que se encontraba clavada en mi muñeca salió abruptamente provocándome un pequeño sangrado.
Estaba asustada, no sabía en dónde estaba ni qué era lo que había sucedido hasta que entró por la puerta y se colocó delante de mí un hombre misterioso, envuelto en un traje blanco marfil muy típico de medio oriente que lo cubría de cuerpo completo solo dejando al descubierto su mirada, con lo que supe de inmediato que aún no salía del territorio, aunque su vestimenta tenía algo en particular. En el centro, justo al rededor de su torso, llevaba colocado una especie de cinturón en el que guardaba una cimitarra, un tipo de espada curvada en la punta, adornada en su base por ese característico símbolo de la luna creciente, el palacio y la estrella que había visto anteriormente en el auto que provocó que nos accidentáramos.
—¡Al fin despertaste!— me dijo el encapuchado con un tono muy frío.
—¿En dónde estoy?— le pregunté aún un poco aturdida por mi recién recuperada conciencia.
—¡Siéntete afortunada! Estás en el Palacio, no cualquiera entra aquí. Serás mi invitada de honor, claro, mientras cooperes conmigo— pude sentir como en sus últimas palabras había una doble intención y un comentario malicioso, pero fue precisamente gracias a esa singular forma de hablar que pude descubrir la identidad de quién se encontraba tras esas finas ropas, además, esa mirada azul, tan penetrante, era algo que no olvidaría jamás.
—¿Eres el hombre de la discoteca? ¿Quién rayos eres? ¿Qué estoy haciendo aquí? Y ¿Por qué me haces esto? ¿Qué es lo que quieres?
—¡Escúchame bien preciosa!— de pronto el hombre acercó su rostro al mío,: sujetó mi barbilla con sus dedos índice y pulgar y comenzó a hablar con tanta tiranía que sentí un terrible miedo —Deberías agradecer que no te dejé morir en el accidente, aunque no sé cuánto tiempo puedas permanecer con vida. Si te salvé fue solo por qué tengo destinado un propósito para ti, y en cuanto lo cumplas y ya no me sirvas para nada, entonces si te despedirás de este mundo para siempre. Así que agradece cada nuevo día que abras tus ojitos y aprovecha cada segundo que te quede de existencia ¿Entendiste?
Nunca fue mi intención comportarme como él, ser grosera o mal educada, es solo que en verdad estaba tan aterrada que el miedo me hizo quedar completamente muda y sin posibilidades para defenderme, además, mi estado de salud no me permitía hacer mucho. Tal vez estaría consciente pero me faltaba un largo camino de recuperación.
Justo en el momento en el que más pánico sentía, una joven entró a la habitación ocasionando que el hombre encapuchado saliera liberándome así de él, al menos por ahora.
—¡Arregla este desastre!— le ordenó el hombre mientras señalaba mi mano ensangrentada y los rastros de ella que había dejado a lo largo de las sábanas blancas que me cubrían. Después de eso solo me dirigió su fría mirada nuevamente y salió de la habitación, no sin antes darme un contundente mensaje —¡Nos vemos pronto preciosa!
—¿Qué es este lugar y por qué estoy aquí? ¿Quienes son ustedes y qué quieren? ¿Acaso es por dinero?— yo intentaba por todos los medios posibles que la mujer que se encontraba atendiéndome me diera alguna respuesta, pero me ignoraba totalmente, tal parecía que no me escuchaba, o quizá que no quería responderme —¡Te estoy hablando! ¡Hazme caso!— fue entonces cuando ella finalmente giró su rostro y después de analizarme visualmente respondió a mis palabras.
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EL PRÍNCIPE DE MEDIO ORIENTE
FanfictionSecretos, una infancia triste y llena de reglas y obligaciones. A veces la realeza no es tan feliz como se piensa... ° Un gobernante desalmado... ° Una joven obligada a estar a su lado, pero decidida a cambiarlo... ¿Lograrán descubrir al ser bondado...