11.- Ookami Shounen to Doku Ringo

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"Higeki wa itsunomanika shakai no goraku ni natta
Zankokuna nyuusu hodo sekai wa tanoshi soude"

Una flor blanca fue todo lo que había dejado tras su partida.

Y una flor roja fue lo que dejó tras su regreso.

No sabía cómo había sobrevivido a centenares de desgarros producidos por una rabia sin nombre, no sabía qué métodos había empleado para resistir y permanecer en este mundo, no sabía en qué momento había momento había pasado pero terminó absorbiendo ese resentimiento, usándolo para reconstruir su malograda forma siendo una brizna de conciencia con un cuerpo mal hecho, dando la impresión de que una simple brisa lo desvanecería por siempre.

Así, un fragmentado Wu Ming regresó a la vida.

La promesa hecha en sus últimos minutos seguía presente en su corazón. Iba a convertirse en alguien poderoso, tan poderoso como lo era su persona especial, para alcanzar su gracia y protegerlo como debió hacerlo desde un principio. Como Su Alteza lo había protegido a él. Con eso en mente, se volvió un fantasma errante, buscando fuentes de poder para cultivar, meditar y fortalecer su cuerpo, siendo consciente de que en cualquier momento podría convertirse nuevamente en una luz fatua y perder todo lo que ya tenía.

No podía permitir que eso sucediera de nuevo. Nunca más, se dijo Wu Ming con fiereza, iba a caer en un estado de debilidad que lo dejará vulnerable como ya lo había sido anteriormente.

No ahora que había visto a Su Alteza decidido a seguir adelante como una persona normal, dejando atrás todo odio y dolor.

Sería Wu Ming quien llevaría todo ese peso consigo. Su amor y su odio serían lo que le impulsaría a seguir adelante.

Un día, como tantos otros, un dolor indescriptible acometió a Wu Ming mientras meditaba. Por un momento creyó que se desvanecería de nuevo y sintió un resquicio de pánico, pero el dolor pasó rápidamente. ¿Qué acababa de pasar? Al poco tiempo vio un tropel de fantasmas avanzando y supo lo que sucedía: el monte TongLu, un sitio conocido por ser el sitio del cual poderosos espectros emergían, se acababa de abrir, lo cual significaba que había una oportunidad para los fantasmas de convertirse en un Supremo, un fantasma tan poderoso que nadie podría ser capaz de vencerlo.

Wu Ming supo de inmediato qué debía hacer.

°°°°°

— El universo es un horno, todos los seres sintientes son de cobre.

Wu Ming dirigió la mirada al fantasma que había hablado, el cual parecía ser un viejo general. Ajeno a la mirada bicolor que se había fijado en él, continuó con su soliloquio:

— En las aguas profundas y los fuegos hirvientes, todas las pruebas respiran dentro. El monte TongLu ha abierto sus puertas, la ciudad de Gu recibirá a nuevos miembros que aspiren a ser Reyes Fantasmas, Supremos que anhelen hacer temblar a los dioses y lleven el temor a los cielos.

Llevar el temor a los cielos... oh sí, hay muchos en el cielo que temblarán ante mí

Wu Ming se había unido a un grupo de fantasmas que se dirigían al monte TongLu. Dado su estado frágil, consideró que sería lo más prudente. Luego de días de viaje el grupo llegó a una cordillera imponente, a la lejanía podía verse la figura difusa de un volcán rodeado de lo que parecía ser construcciones humanas. Sin embargo, por alguna razón desconocida para Wu Ming, la mera visión del volcán bastó para emocionar a los fantasmas.

— Olvídense de toda hermandad— dijo alguien a todo pulmón—. ¡En esta tierra, solo los más fuertes sobreviven!

Así pues, como si ese hubiera sido su aliciente y su grito de guerra, todos los fantasmas se internaron en la cordillera hasta que la ciudad se selló... y solo entonces se dieron cuenta de que algo más se había metido con ellos al lugar.

— Oigan... huele a humano— dijo alguien.

Todos los fantasmas miraron alrededor, dirigiendo sus miradas de un lado a otro, olfateando el aire implacablemente en busca del botín humano que había caído inesperadamente en el lugar. El solo imaginar a esos mortales, solos, desamparados, aislados en un sitio lleno de espectros y monstruos sin tener una salida hacía salivar las bocas de los cazadores, listos para atrapar lo que sería una valiosa fuente de combustible para cuando el trayecto hacia el horno se hiciera más arduo.

¡Ese sin duda era el golpe de suerte más grande del mundo! Por supuesto que todo el mundo se quería apresurar a reclamar su parte del botín.

— ¡Los encontré!

Un grupo de fantasmas rodeaba a unos cuantos humanos, que miraban a su alrededor aterrorizados. Eran una familia de catorce personas que se dirigía a la capital imperial para visitar a unos amigos pero se habían perdido en el camino y había sido la mala suerte lo que los llevó a llegar a esa cordillera maldita llena de maldad.

Y a estar en los ojos de cientos de espíritus viciosos.

— ¡Tomaré sus corazones para mí!— gritó un fantasma abalanzándose hacia la familia listo para despedazarlos a todos.

Sin embargo no pudo ni siquiera tocar a la pequeña niña de la familia, la que estaba más a su alcance, antes de que una mano lo atravesara a él desvaneciendo su forma. Los fantasmas miraron al recién llegado: un fantasma más traslúcido del promedio, que desaparecía levemente de la vista en un parpadeo, con un largo cabello suelto, ropas negras andrajosas y una mirada bicolor que observaba a los presentes con furia.

— Tocarán a estas personas sobre mi cadáver— dijo Wu Ming con tono amenazante.

— ¿Ah? ¡Qué estupidez es esa!— gritó un fantasma con el rostro desfigurado—. ¡Ya estás muerto, imbécil! ¿Quieres que te ayude a desvanecerte de una buena vez?

Wu Ming sonrió con evidente burla.

— Quiero verte intentarlo.

Fui un soldado de Xian Le que murió defendiendo su creencia. No eres digno de pasar sobre mí

El centenar de fantasmas se dirigió a Wu Ming con tal de acabar con aquellos mortales, pero el fantasma cuya existencia pendía de un hilo acabó con todos en un parpadeo para después voltear hacia esa familia y dijo con una sonrisa:

— No deben preocuparse, no dejaré que nada les suceda. Buscaré un modo de sacarlos de aquí.

Estaba seguro de que Su Alteza haría lo mismo que estaba haciendo él: proteger a las personas comunes aunque no lo merecieran.

Si su sueño era salvar a las personas comunes, entonces mi sueño será siempre él... aunque sea un sueño inalcanzable

La estrella de la soledadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora