13.- Scientist

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"We'll look out the window
And gaze at the stars
We'll go through the questions
That no one dares to ask"

¿Cuántos años habían pasado? No lo sabía. No llevaba la cuenta a riesgo de perder la cordura: la eternidad marcada por los tiempos podía llegar a ser desesperante, una lenta agonía que podía conducir hasta a la mente más brillante a perder la lucidez y hundirse en la miseria de la insania.

Wu Ming no podía permitirse descender a la locura.

Desde el momento que rechazó al cielo hasta ahora había descubierto algunas cosas: la ciudad de Gu había sido un lugar llamado WuYong, averiguaciones posteriores le revelaron que el príncipe heredero de ese reino había ascendido, pero más allá de eso no se supo mucho más. Tras haber bajado del cielo regresó sobre sus pasos volviendo a examinar el sitio donde había parado con el grupo bajo su protección, analizando el templo derruido que había encontrado. Algo que sin duda le sorprendió fue encontrar cáscaras petrificadas de personas. No pudo evitar preguntarse cómo esa tierra pasó de ser el desaparecido reino de WuYong a ser la venenosa ciudad de Gu.

El tropel de fantasmas avanzando le recordó que ese no era su asunto. Él había vuelto para volverse un invencible rey demonio y no podía distraerse con nimiedades de ese tipo.

— E-Ming, observa bien.

Luego de un arduo trabajo sobre la roca, Wu Ming había terminado una escultura. El trabajo, tuvo que admitir, era mediocre y no le hacía justicia a la belleza del Príncipe Heredero, pero la idea principal del retrato había sido captada. La cimitarra se situó a su lado y el ojo de la empuñadura se fijó en la escultura, cerrándose en una media luna por la curiosidad.

— Esta es mi primera escultura. Es deplorable.

Con un gesto de la mano, Wu Ming colocó un velo de luz en el rostro de la estatua y suspiró. Iba a tener que aprender a esculpir por su cuenta, del mismo modo que aprendió a pintar para captar la gracia de Su Alteza Real, la persona a la que dedicó su vida y su muerte.

En sus recorridos había encontrado una cueva bajo el suelo, la cual decidió tomar como su refugio. Bueno, en algún lado tenía que ocultarse para lamer sus heridas luego de caer de la falsa gracia del cielo. Aunque en un principio había pensado en convertirlo en una trampa para aglutinar fantasmas y así hacer más fácil asesinarlos a todos, el movimiento persistente de unas montañas que se supone eran el límite de la ciudad terminó por disuadirlo.

Ese sitio venía bien para ocultarse de esos montículos aplastantes.

¿Por qué no convertirlo en mi santuario personal?

De modo que lo primero que hizo fue un mural. Una de las paredes retrataba fielmente aquel desfile donde había intentado quitarse la vida y fue rescatado por su dios, quien en ese entonces era solo un ángel. Su ángel. Dedicar esta cueva a su entera adoración era una de las pocas cosas que podía hacer por la razón de su existencia más allá de la vida mortal. Así que volcó su adoración en murales, retratando paso a paso los ocasionales encuentros que tuvo con él, las contadas ocasiones en que fue bendecido con su presencia y cercanía.

Y cuando las paredes terminaron, pasó directamente a esculpir en la piedra del monte TongLu.

Usando a E-Ming, liberó varios bloques de piedra, de diferentes tamaños, y comenzó a trabajar. A pesar de sus constantes avances dentro del monte, no podía evitar regresar a este lugar para trabajar, dispuesto a convertir esa caverna en una cueva de los diez mil dioses. Haría que este lugar fuera el sitio de adoración más poderoso para su dios, porque estaba seguro de que volvería a ascender, y en ese momento cumpliría todas sus promesas.

Le construiría templos que los otros dioses envidiarían.

Elevaría miles de linternas en nombre de su príncipe para opacar a los demás.

Le daría su más profunda devoción para que nadie vuelva a pisotearlo jamás.

— Disculpe la falta de ofrendas, Su Alteza, pero las flores de este sitio son inadecuadas para usted.

Wu Ming observó su mejor trabajo con orgullo. La alegría era patente en cada fibra de su ser, ¡finalmente había logrado captar la belleza y la gracia de Su Alteza en una estatua! Su habilidad había sido pulida por años, todo para llegar a este momento de euforia. El único fallo fue que no había flores en las inmediaciones del monte TongLu, pero eso no le inquietaba, podría conseguir mejores ofrendas cuando saliera del lugar. Ofrendas dignas de estar a los pies de su dios.

Temo que terminaré debiendo una ciudad de flores a Su Alteza. Es una deuda que estoy dispuesto a pagar

Un temblor recorrió la tierra, obligando a Wu Ming a salir nuevamente de su refugio. Estaba cerca del horno, y esta vez había pocos fantasmas que no se debían subestimar. Sujetando con fuerza la empuñadura de E-Ming, el joven se encaminó hacia allá dispuesto a superar la recta final para lograr su objetivo.

La estrella de la soledadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora