El ojo en la empuñadura de E-Ming brillaba con letalidad mirando a su nuevo oponente mientras su maestro se dirigía a uno de los dioses que habían rechazado su reto.
— Hua Cheng, ¿acaso no piensas descansar hasta que hayas terminado con la corte celestial?
El rey fantasma de rojo sonrió con las palabras de Mu Qing. Eso, sin duda, podría ser acertado de no ser porque sabía que tarde o temprano nuevos dioses ascenderían creando una nueva corte celestial así que realmente no valía la pena el esfuerzo. Él solo quería arreglar algunas cosas pendientes y este tipo, que lo había echado del ejército y había traicionado flagrantemente a Su Alteza, era el primero de la lista.
— En realidad, solo pasaba por aquí— dijo evadiendo la cuestión.
No tengo porqué darte explicaciones
Sin embargo, sí había una razón en particular por la que había decidido atacar en este momento: él sabía perfectamente que Mu Qing no estaba solo, y sabía quién era su acompañante. Había ansiado este encuentro desde el instante en que ambos lo habían desdeñado, y no iba a haber nada que se interpusiera en su camino. Tanto el dios como el rey fantasma desenvainaron sus espadas y la lucha comenzó, ambos intercambiaron movimientos con el único fin de acabar con el otro; y a mitad del combate una flecha surcó el lugar dirigiéndose a Hua Cheng, quien sonrió. Su ojo oscuro brillaba con la anticipación del encuentro que había anhelado, disfrutando de la oportunidad de tener enfrente a los dos oponentes que más deseaba ver.
— Me preguntaba cuándo ibas a aparecer— dijo el fantasma con alegría.
Feng Xin frunció el ceño viendo fijamente a Hua Cheng mientras tensaba el arco para lamzar otra flecha, al mismo tiempo Mu Qing se preparaba para lanzar otro ataque. Hua Cheng hizo un gesto con la mano y una cortina de mariposas plateadas emergió con su llamado, dirigiéndose a ambos dioses para después él mismo saltar a la pelea.
Fue entonces que algo llamó su atención.
Pudo notar una lejana algarabía a la distancia, tan llamativa que lo distrajo de su enfrentamiento y lo hizo voltear hacia allá con particular interés. No pudo evitar preguntarse el porqué se sentía tan atraído hacia ese sitio, pero en un momento había tomado una decisión: dejó que sus mariposas se ocuparan de los dos inútiles y él se dirigió hacía aquel sitio de brillo vibrante. Al poner un pie allí se dio cuenta de que era una ciudad... una ciudad un tanto extraña donde cultivadores y fantasmas parecían andar en armonía. Este hecho lo desconcertó bastante y su curiosidad por averiguar qué lugar era éste lo hizo internarse en la ciudad para conocerla mejor. Conforme más veía, más atraído se sentía a este sitio.
Este sería el primer contacto del Supremo con el que sería su territorio, la Ciudad Fantasma.
— ¡Pronto! ¡Pronto!— gritó alguien—. ¡La casa de las apuestas ha abierto otra vez!
Un grupo tanto de humanos como fantasmas corrió hacia una casa coronada con un letrero donde se podía leer claramente las palabras: "Guarida del Apostador". Movido por la misma curiosidad que lo había llevado a la ciudad, Hua Cheng se dirigió hacia allí entrando a la casa en el momento que la puerta se cerró y de inmediato se dedicó a observar a su alrededor.
Esto es... ¿Un casino?
El nombre Guarida del Apostador tenía mucho sentido ahora. Es decir, si uno quería apostar podía hacerlo en cualquier lado, no necesariamente en una casa. Tenía que admitir que el sitio era llamativo, algo que sin duda engancharía a quienes entran para perder... ¿Qué perdían? En los casinos comunes la gente apostaba y perdía dinero, pero aquí, en este casino lleno de fantasmas, ¿qué se apostaba y qué se perdía?
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La estrella de la soledad
FanfictionMuchas cosas se dicen sobre el rey demonio Lluvia Sangrienta que busca la flor. Existen cientos de leyendas y rumores alrededor de su figura, siendo una cosa algo constante e innegable: el reino celestial le teme, el reino mortal lo adora y el reino...