El chico de las flores • kookv

🌻Capítulo•12

🌻Narra Jungkook:

Mi primer día en mi nuevo hogar ,el cual lo será durante todos los años de mi universidad. Por esta razón desperté con muy buen humor, tanto así que pegué un salto de la cama al oír mi despertador, me maree un poco pero con una mano en mi cabeza buscando estabilizarme, sonreí. Miré mi nuevo cuarto. Ayer hicimos varios viajes de ida y vuelta pues soy muy caprichoso y quise traer mis muebles como escritorio y armario, claro que esos los trajo una camioneta rentada. Mi habitación es espaciosa . Este departamento tiene dos habitaciones ,un baño en cada una y una cocina que conecta con la sala, además de un balcón. Simple, lo necesario para dos jóvenes universitarios; y medianamente moderna, ya que somos niños ricos. Y queda cerca de la universidad.

Desperté más temprano de lo normal para ir a Love & Flowers, que de hecho trabajaré allí los fines de semana y algunas tardes donde no tenga clases. Iré para buscar otra rosa por supuesto y para que Haneul Noona vuelva a escribir la tarjetita. Al principio el objetivo de que ella la escribiese era porque tenía una bonita letra, pero ahora es para que el chico no sospeche ni siquiera un poco de que es mi caligrafía en el caso de que la viese algún día que la verdad no esta en mis planes. También iré antes para contarle lo sucedido. Tengo que poner al día a Namjoon ,pero a ese lo veré luego. Ahora voy a preparar el desayuno para nosotros dos. Yoongi se debe estar alistando ,oí sonar su alarma.

Abrí el refrigerador y casi que me golpeo por lo tonto que soy. No hay comida. Nada. Claro que no, si después de terminar los arreglos ayer, caímos muertos en nuestras camas.

—No puede ser—me llevo las manos a mi rostro y pienso en voz alta—el supermercado más cercano me queda a unos 10 minutos...Allí...allí hay un lugar donde venden hamburguesas. Me voy ya mismo—sin perder más tiempo calculando los minutos que demoraría, corrí hacia la puerta y me detuve cuando sentí sobre mi piel la suave tela de mi pijama de conejitos, aún puesta en mí —No importa, nadie me conoce y a esta hora las personas no han salido a sus trabajos—traté de no darle tanta importancia al seguramente vergonzoso destino que me aguardaba, cogi mi billetera de la isla de la cocina y corrí escaleras abajo. Porque el elevador tarda mucho y sólo si corro llegaré en diez minutos.

Como supuse no había nadie en las calles, y los pocos que me veían correr reían pero me daba igual; muchas personas acostumbran ir al súper con pijama.

Ah si, el problema es que soy un hombre hecho y derecho con un pijama de conejitos y unas Converse corriendo por las calles.

Sin querer dar más descripciones de mi vergonzosa carrera, exactamente llegué en poco más de diez minutos al supermercado y me adentré rápido buscando el pequeño establecimiento donde vendían hamburguesas. Al entrar, las personas que se encontraban en las cajas me miraban extraño pero sólo eran ellos, no había gente empezando sus compras del día. Ya un poco más calmado, caminé hasta la hamburguesería la cual divisé al final de las hileras de cajas de jugo frente a mi, tratando de calmar mi agitada respiración. Sólo cuando me acerqué pude ver a una persona comprando hamburguesas. Maldije internamente pero creo que no se dará cuenta pues lleva puesta la capucha de su abrigo verde.

—Dos hamburguesas de la versión original extragrandes para llevar, por favor—pedí y el trabajador me lanzó una mirada inquisitiva pero enseguida fue por mi pedido. Bajé la mirada y la persona a mi lado seguía allí a pesar de ya disponer de su caja de hamburguesas.

—¿Un pijama de conejitos?—esa pregunta me sacó un poco de mis casillas. El tipo tenía un tono de burla y yo no estaba de humor. Además de dónde salía tanta confianza.

—Si, ¿algún problema?—dije molesto sin titubear ni hacer contacto visual. No es que quisiera una pelea a las plenas siete de la mañana.

—Me parece lindo—mi expresión cambió a una que se cuestionaba lo acabado de escuchar. Entonces decidí encararlo y...Santa mierda.—Pareces un conejito también.