El chico de las flores • kookv

🌻Capitulo • 25

Sostengan bien su corazón para este capítulo 😖

Kim Seokjin, estudiante de la escuela de drama de la Universidad de Artes de Corea, y actual actor en auge, nunca tuvo una vida llena de impedimentos como le suelen pasar a ciertos personajes de esta historia. Cuando quiso sacar excelentes calificaciones en la secundaria, lo hizo. Cuando quiso estudiar actuación, lo hizo. Cuando salió del closet, su familia entera lo recibió con los brazos abiertos. No tenía nada que reclamarle a la vida, mucho menos en esos momentos tan buenos en los que se encontraba, donde su carrera estaba a tope y al fin había encontrado al hombre de su vida.

"Algo debía suceder" pensó sin embargo el día en que su suerte se dio por terminada.

Entonces la vida amenazaba con quitarle todo lo anterior en un segundo. Ahora un periodista con su ingeniosa mente diabólica podía joderle la existencia con tal de recibir una buena cantidad de dinero.

—¡¿Qué es esto Kim Seokjin?!— Cuestionó fuertemente el CEO de su empresa sentado a la mesa, arrugando entre sus dedos la foto de perfecta calidad de un Seokjin y Namjoon felices como pareja.

—Soy gay, señor.—Admitió con la cabeza baja, de pie frente a la mesa del CEO, con la vergüenza como nunca antes había sentido.

El CEO sobó su sien mientras Seokjin juraba que el hombre iba a explotar al retener por tanto tiempo el aire en sus pulmones.

—Preferiría que lo hubieses negado.

—Las pruebas están ahí....

El CEO asintió con molestia—¿Sabes que te consideraba como a un hijo, Seokjin?

Seokjin levantó su cabeza y sus ojos cuestionaron los del hombre, quien no se atrevió a sostenerle la mirada al joven actor.

—Me decepcionaste.

—Si eso es lo que siente señor. Entonces nunca lo fuí.

El hombre estaba enrojecido y se sentía insultado a sí mismo, trataba de mantener su profesionalismo pero la situación colmaba su paciencia. 

—Puedo echarte de la empresa.

Seokjin abrió sus ojos en grande y formuló una mirada de súplica—N-no puede. Sabe que no.

—... Sí, por eso no te echo en este instante. Pero dime ¿Qué hacemos con esta situación? ¿Crees que lo podríamos cubrir con otro escándalo? ¿Crees que la empresa dará el dinero que se pide? ¡¿Crees poder pagarlo tú?!

Para ese entonces el hombre viejo, retrógrado, se había puesto de pie con los puños haciendo presión en la madera de la mesa. Seokjin cerraba los ojos y fruncía sus labios, elevando su mentón al cielo como suplicando salvación.

—¿N-no hay otra solución? ¿Otra manera de afrontarlo?

—No tengo cabeza para pensar en eso ahora, Kim Seokjin. Y puede que nunca lo tenga. Pero te diré algo, tienes una semana para resolverlo, ese fue el límite de tiempo dado.

—P-pero...

—Si lo resuelves, puedo considerar tu estancia en la empresa...

Seokjin apretó sus puños canalizando su ira, y sin decir palabra alguna dejó el lugar, y se fue lejos. No sabía a dónde. Pero sus piernas se movían por sí solas. No sabía a quién acudir.

El CEO que justo como antes dijo, lo había considerado como un hijo y él como a su segundo padre, la empresa a la que Seokjin le había dado una oportunidad y que dependía prácticamente de él en el presente. Lo abandonaban a su suerte solo porque era gay. Mientras más lo pensaba más se apretaba su pecho, y creía que si no lo sostenía, moriría en ese instante. Sintió un enorme miedo que vació en un callejón desolado, donde nadie podía ver su miseria. Encogido en el suelo y con su rostro entre sus manos, dijo una y otra vez: