Capítulo Tres: La Costumbre

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Al día siguiente

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Al día siguiente

Un nuevo día, nuevos compromisos, otro día donde el mánager de CNCO quería halar sus cabellos por la desesperación, otra vez estaban esperando A Christopher, Joel y Erick. Sus teléfonos sonaban pero ninguno atendía.

―Richard, Zabdiel, vayan a buscarlos, hagan lo necesario los quiero aquí en cinco minutos. ―con una mirada amenazante habló. Los mencionados lo miraron nerviosos.

―¿Y si están durmiendo? ―interrogó el dominicano.

Con ojos entrecerrados dijo: ―Sí lo están, tienen diez para estar aquí. Ni un minuto más. ―sentenció.

―Como digas, Renato. ―asintió Zabdiel. Sin perder tiempo tomaron camino a la habitación de sus compañeros. Al llegar a la puerta notaron que se hallaba sin seguro -algo muy irresponsable-, por lo que la abrieron sin ningún cuidado. Y pues, tremenda sorpresa la que se encontraron, pero no negaban que les generó hasta ternura, ya que, sus compañeros se hallaban los tres dormidos en la misma cama, abrazados en cucharita, el de ojos miel abrazaba al rizado y este al pelinegro. Era una imagen muy linda.

―Vaya, mira nada más, qué monada. ―silbó Richard con una sonrisa en su rostro, Zabdiel asintió dándole la razón― Son tan ciegos.

―Si. ―contestó el otro― Después dicen que no entienden de dónde las fans sacan los ships. Y según ellos son como "hermanos". Como no. ―resopló con burla.

―Y ni qué hacer. ―Se encogió de hombros suspirando el dominicano― Bueno, a despertarlos ¿Cómo lo hacemos? ¿Un grito? ¿Un golpe? ¿Halarles los pies? ―preguntó con entusiasmo.

―Déjame a mí. ―habló el boricua, cargado de aparente alegría se movió dirigiéndose hacia el baño, una vez allá tomó un vaso que había sobre el lavamanos, lo llenó de agua, sonriéndole a su amigo que lo había seguido, volvió a la habitación y acercándose a la cama, sin pensarlo dos veces les echó agua a los tres chicos en sus caras.

El efecto fue inmediato, los chicos despertaron exaltados, respirando profundamente, incomodos por estar mojados, molestos por las risas supuestamente disimulados de los verdugos, irritados, pero más que nada con un Joel muy furibundo.

―¡MIERDA! Qué jodida manía de despertarme de mala forma. ―gritó con rabia, las risas del rubio y el pelirrojo frenaron, dieron un paso atrás por mera precaución. Christopher sonrió y el cubano solo suspiró― Cuando no es uno tiene que ser otro. Lo que sí es que hay que joderme, maldición. ―expresó el mexicano enfurruñado a más no poder.

―Lo siento, loco. ―Se disculpó Richard, aunque en verdad no lamentaba nada.― Teníamos varios minutos llamándolos y no reaccionaban. ―mintió descaradamente― Hace como veinte minutos que los estábamos esperando abajo, Renato nos espera y no está nada feliz, así que no hubo de otra no hubo de otra. Tienen diez minutos ―Les comunicó.

―Dudo que sea cierto. Me Atrevo a apostar que no nos llamaron ni una sola vez. ―entrecerrando los ojos acusó el menor― Pero bien, váyanse, que nosotros bajamos en unos minutos. ―Eso se escuchó como una orden y no como una petición. Los dos chicos lo miraron indignados por haber sido corridos de tal manera.

Pretend //CNCO\\ JopherickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora