Capítulo Cinco: Cabina de fotos y Peluches

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Los chicos se dirigían a un parque de diversiones, a pesar de haber acordado con Renato que irían a un lugar tranquilo, no obstante se fueron y según ellos como era solo un poco más de medio día no habría muchas personas, cosa en la que no se equi...

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Los chicos se dirigían a un parque de diversiones, a pesar de haber acordado con Renato que irían a un lugar tranquilo, no obstante se fueron y según ellos como era solo un poco más de medio día no habría muchas personas, cosa en la que no se equivocaron, aun así estaban acompañados por dos hombres de seguridad.

Se movían de un lugar a otro, entusiasmados como unos niños en navidad, cosa que es comprensible, porque a pesar de que aman la música y están cumpliendo sus sueños, para ellos no es fácil la vida que llevan, y todo el peso que hay sobre sus hombros, pero  aún así disfrutan de hacer música como no hay otra cosa, como también aman y agradecen a sus fans.

Después de ya andar todos juntos por todas las atracciones posibles, se dividieron en dos grupos, Zabdiel y Richard siendo uno  de ellos, y los tres mejores amigos el otro.

— Tengo hambre, ¿Ustedes no? —Dijo el de ojos miel una vez estuvieron a solas, o por lo menos lo más que se pueda en un parque de diversiones. Los dos menores asintieron a la pregunta hecha.— Iré a comprar algo, ¿Qué les traigo?

— Yo quiero unas papas fritas y un refresco. —Dijo el rizado.

— Yo una malteada. —Contesto ahora el cubano.

— ¿Solo eso, Erick? No quieres algo, no sé, comestible. —Habla dubitativo el castaño.

— No, estoy bien así. Solo tengo sed.

— ¿Seguro? —Pregunta ahora Joel.

— Si chicos, seguro. —Dice distraído mirando a un lado de Joel.— Uy, miren, una cabina de fotos, me encantan, ¡Vamos!, ¿Si? Por fi. —Pide como un pequeño bebé.

— Ustedes vayan, mientras comprare la comida. Los alcanzo en un rato. No me extrañen mucho. —Dijo bromeando Christopher yendo hacia el puesto de comida.

— No lo haremos. —Respondieron al unísono. Y los tres se soltaron a reír. El mayor termino de irse a la vez que el rizado y el pelinegro se fueron directamente hacia la cabina, ingresaron el billete a la máquina, entraron y fue muy evidente lo reducido que estaba ahí el espacio, posaron para cuatros fotos en diferentes y divertidas poses, y el alegre ojiverde buscaba una foto ideal.

— Muévete, Joey. No me dejas espacio para relucir mi talento de modelo.

— Oh, lo siento, su alteza, pero a donde me moveré, oh espera, es que hay tanto espacio que no puedo escoger cual quiero.

— Ay, tienes razón.  Pero que feo tu sarcasmo.

— Lo sé.

Erick intento ponerse de frente para donde estaba Joel al otro extremo de la cabina ya que él habia dicho que necesitaba lugar. Pero al girar no midió ni la velocidad ni el tamaño de donde se encontraba por lo que se fue de boca para delante, claro que no llego a caer por el chico frente a él, este lo tomo por el torso y lo acerco con fuerzan a su pecho, salvando al cubano y de paso arriesgando otras cosas, ya que lo cercan quedaron sus rostros y por consecuencia sus bocas, fue un verdadero peligro. Se miraron a los ojos, sus corazones acelerados, sus respiraciones pesadas y los nervios reflejados en sus iris y sintiéndolo en sus estómagos, las manos del mexicano bajaron hasta la cintura del pelinegro. Por un momento creyeron pensar que se habían aproximado un poco más al otro pero fue la situación jugando aún en su contra. Cuando volvieron en sí comenzaron a alejarse lentamente.

Pretend //CNCO\\ JopherickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora