Capítulo Dieciocho: No Tan Heterosexuales

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Cinco horas más tarde

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Cinco horas más tarde

―Quiero ver una de terror.

―¡Yo también! ―habló Christopher en acuerdo con Joel. Logrando que el menor hiciera una mueca de desagrado, pues detestaba las películas de terror, era demasiado asustadizo y después de verlas se sentía demasiado inquieto. Sus amigos siempre evitan verlas por él, aunque en ocasiones se veía obligado a ceder por ellos. Todo siendo recíproco.

En la sala solo se encontraban ellos, Richard y Zabdiel se habían marchada a su habitación dos horas atrás después de haber pasado un buen rato entre todos, donde no faltaron en ningún momento risas, bromas y charlas. Siempre era grato compartir los cincos, siendo una linda familia unida. A pesar de que los otros dos ya se hallaban -según ellos- cansados de ver televisión, ellos tres si decidieron quedarse juntos, hasta ahora.

―¡No! Saben que no me gustan, no sean malos.

―Ay Erickin, lo siento, pero es que tengo demasiadas ganas. ―dijo Christopher en tono lastimero, como un pequeño niño de cinco años.

―Aparte de que ya vimos la tú querías. ―soltó Joel con malicia, pero siendo sincero. Recibiendo una mira indignada del chico en cuestión.

―Bueno si, está bien, me voy a tomar una baño relajante, lo necesito. ―se resignó poniéndose de pie― Nos vemos en la habitación, claro, si no estoy dormido. Disfruten su película. ―dejando un beso en sus mejillas se fue. Los mayores lo siguieron con la mirada hasta verlo cerrar la puerta.

―Erick me preocupa mucho. A veces solo quiero meterlo en una cajita de cristal para que nada ni nadie lo dañe. ―el castaño fue el primero en hablar, la preocupación siendo notable en su voz― Y por otro lado, me entristece no haber sido de mucha ayuda en esta ocasión, pero no tenía ni idea de que decirle, incluso yo a veces me pongo a pensar bastante en mis gustos y no logró más que confundirme o frustrarme

―Lo sé, a mí también me inquieta esto, a veces siento que es tan frágil, pero sé que no, es una persona fuerte, solo le hace falta trabajar con él mismo, lo que no podemos negar es que es muy sensible, que le falta mucho para crecer. Y no es que me quiera hacer mejor que él ni nada, después de todo solo soy dos años mayor que él, sin embargo, todos actuamos, pensamos y sentimos de manera diferente. ―le tomó de la mano― Y no te preocupes, le brindaste apoyo y le dijiste lo suficiente, no trates de forzar las cosas, si no es auténtico lo que se expresa es mejor quedarse callado. Pero... te aseguro que a Erick le basta contar con tu apoyo, saber que estás ahí. Y eso que dijiste me encanto, lo de que la orientación no dice lo que eres sino lo que te gusta, también lo de la estabilidad emocional. Creo que nunca habías dichos cosas tan ciertas e inteligentes. Me sorprendes, risitas.

―Con que así estamos, Joe. Creí que nuestra relación había avanzado de la etapa donde nos molestábamos. ―se hizo el indignado el ecuatoriano, llevándose una mano al pecho y mirando con reproche al chico, quien solo optó por encogerse de hombros― Pero no te voy a negar que extraño hacerte enojar. Eso es lo nuestro. Te molesto, tú te enojas, me ignoras, te ruego, me perdonas, te abrazo, te resistes, te insisto, te rindes, nos abrazamos.

Pretend //CNCO\\ JopherickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora