Capítulo Dos: El Favorito

299 17 0
                                    

Cuatro horas después

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Cuatro horas después

Los tres chicos dormían con absoluta paz, un sueño profundo y tranquilo, como unos dulces niños que tenían obligación más que jugar, lo malo de esto es lo más lejano posible a la realidad. En la habitación retumbaba el sonido de una alarma, esta llevaba un poco más de media hora sonando y nunca de los chicos despertaba, en algún instante otro comenzó a escucharse, siendo ahora una llamada, solo así pudo al menos uno de ellos despegarse de los brazos de Morfeo.

Sorprendentemente, el primero en despertar fue Christopher, al espabilarse alcanzó su celular, notando en primer lugar de las llamadas perdidas que tenía «Rena Rana🐸», Diablos, pensó. Después se fijó en la hora, viendo que en quince minutos deberían estar reuniéndose con todos en el vestíbulo.

Se levantó apurado, notó que los menores aun dormían profundamente sin inmutarse, a pesar de lo tarde que ya se les había hecho, por su mente pasó -según él- una maravillosa idea. Con una sonrisa perversa en sus labios buscó los celulares de los chicos menores -los cuales se encontraban en la mesita de noche de la habitación-, caminando de puntillas para tratar de no hacer ruido, con extrema delicadeza los colocó cerca de los odios de sus amigos, para después llamar por WhatsApp a el grupo que compartían.

Los estridentes tonos simultáneamente surtieron el efecto esperado, tanto el rizado como el pelinegro comenzaron a despertar. El primero en reaccionar fue Joel, exaltado buscó lo que lo despertó, sus ojos no tardaron en caer sobre el ecuatoriano, quien reía como loco, también notó el celular que se hallaba en su cama, sintiéndose molesto en demasía, le lanzó una almohada que impactó directo a la cara del chico. Se levantó de la cama estirándose.

Por otro lado, Erick apenas empezaba a removerse en la cama, tenía el sueño pesado tal cual oso hibernando. Tras unos movimientos perezosos, sus ojos se abrieron, viendo a sus amigos, uno demasiado alegra y el otro demasiado amargo, mejor dicho, Christopher sonriendo con diversión y Joel enfurruñado, no fue difícil llegar a una conclusión, aunque decidió mejor ignorar al mayor. Lo miró mal, tal como lo hacía el otro chico, el mayor al notar esto se soltó a reír otra vez. Cuando logro aplacar su risa dijo:

―Lo lamento, bros. No lo pude evitar. ―con una sonrisa posado en sus labios, los menores la percibieron cáustica, ellos les devolvieron la sonrisa aún más sarcástica.

―Claro que pudiste, que no quisiste es otra cosa. ―contraatacó irritado el pelinegro, el mexicano asintió con su cabeza, concediéndole la razón.

―No, pero si no es sorpresa. ―soltó por lo bajo con tedio Joel, no era una novedad lo molesto que podía llegar a ser el mayor. Era mucho peor que un niño, pues lo niños eran inocentes, en cambio Christopher era inmaduro e infantil como uno, pero con una exuberante malicia dentro de él.

―Vaya, ese comentario me lo imaginaba más viniendo de Joel no de ti, Erickin. ―expresó el mayor sorprendido, los menores le dirigieron una mirada matadora― No me miren así, es la verdad. ―se defendió― Es así esto, Joe y yo nos atacamos y Erick es nuestro réferi mediador. ―los otros rodaron sus ojos por sus palabras.

Pretend //CNCO\\ JopherickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora