Capítulo Veintitrés: Quiero ser Erick

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Tres semanas después

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Tres semanas después

Una de las mejores sensaciones que podemos experimentar en la vida es la satisfacción que se obtiene del entendimiento, no es relevante lo que sea que se entienda, pero el estado de paz en que nos sumergimos es inigualable, nos sentimos en armonía con nosotros y nuestro entorno, capaces, conscientes. Así era precisamente cómo se sentía Erick.

«No está mal que un chico guste de otro chico.

«Está bien ser gay.

«No sé si lo soy, pero eso está bien.

«Sea lo que sea tengo que aceptarme.

«Tengo que amarme.

«Estoy bien, estaré bien.

Realmente lo pensaba, por primera vez en su vida lo hacía, sentía que todo en su vida a partir de ese momento iría mejor, esperaba que fuera así.

Una parte de él se sentía todavía asustado, o quizás era mejor decir expectante, ansioso por los resultados de sus últimas decisiones, en busca de su bien; por otro lado, unas ansias vehementes lo consumían debido a sus amigos, y pensar, que eso no lo agobiaba como hacía tres semanas, entendía que se sentía conectado a esos dos chicos de una manera no tan amistosa, y se sentía bien con ello, no le estaba haciendo daño a nadie, no estaba haciendo nada incorrecto.

Sin embargo, esto no significaba que estaba listo para dar otro nombre a esa relación y a esos sentimientos, que no fuera "amistad", solo que era una especial en demasía, pero no quería ir más lejos de ahí, al menos por ahora, todavía no era capaz, como tampoco lo estaba para poder encasillarse en una orientación sexual, le faltaba mucho por recorrer e investigar, no obstante, se sentía bien con lo conseguido hasta ahora.

Solo recordar las expresiones en los rostros de sus amigos en el momento en el que hablaron lo llenaba de orgullo por sí mismo, ver que hacía lo correcto, y, confirmar que contaba con el apoyo de sus amigos.

Flashback

―Voy a entrar a terapia. ―dijo inesperadamente, rompiendo el silencio agradable que los rodeaba.

Christopher que estaba tomándose un vaso de jugo se atragantó, Joel, sentado a su lado en la cama del menor, lo golpeó en la espalda, buscando ayudarle mientras el chico tosía de manera salvaje, intentando respirar profundo hasta calmarse, recibiendo después carias en su pelo de parte del mismo chico que por poco le destrozada sus omoplatos. Una vez el ecuatoriano estuvo alejado de la muerte, los dos mayores dirigieron por completo la atención a su lindo niño de ojos verdes.

―¿Qué dijiste, babe? ―cuestionó el castaño con la voz rasposa, tomando un poco más de jugo para calmar su garganta.

―Dije, moggy, que voy a recibir terapia. ―Con una sonrisa habló.

Pretend //CNCO\\ JopherickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora