Capítulo Veinte: Recuerdos e Invitaciones

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Dos días después

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Dos días después

―Se dan cuentan de que estamos nadando en lechuga. ―habló de repente con total seguridad Richard. Extrañando a todos por sus raras palabras.

Estaban todos pasando el rato en la piscina de su casa, esta se encuentra en el jardín. Se hallaban repartidos, el mexicano recargado en los bordes, el rubio y el pelirrojo un poco más adelante de él, quedando ellos de frente. El mayor y el de ojos verdes daban vueltas por cada rincón, jugando como niños. Todos divirtiéndose con charlas, bromas. Siendo un ambiente tan agradable como siempre que se reúnen los cinco.

Cada uno de ellos pusieron su atención en el chico que habló, mirándolo con rareza.

―¿Qué? ―cuestionan al mismo tiempo Joel y Zabdiel, sin entender a qué se refería el dominicano, Christopher en cambio rió divertido, por último, Erick lo miró con reproche, pero curvando sus labios en una divertida sonrisa.

La lechuga es agua dijo una vez mi buen amigo Erick. ―explicó Richard riendo. El rizado y el boricua no tardaron en acompañarlo al recordar lo dicho por el menor, los cuatros chicos carcajeaban con ganas, mientras el menor los observaba con irritación.

―Eso no es divertido. ―se cruzó de brazos.

―Oh, pero por supuesto que lo es. ―le rebatió el pelirrojo, luego posó su mirada en el de ojos miel― ¿Cierto, Christopher? O, ¿debería decir La vida me cambió la vida? ―más risas se escucharon, solo que el mencionado ya no era partícipe, a diferencia del cubano.

―Ay, cállate, Richuki. ―intentó ordenar, siendo absolutamente ignorado.

―¡No! Ya lo practiqué, güey ―respondió el chico, todos volvieron a reír, contando al mismo burlado.

―Realmente no es algo de lo que me arrepienta. ―con actitud diva lo enfrentó el joven de las abundantes pestañas.

―Bien, bien, yo seguiré aquí, esperando la espera para poder burlarme de ti. ―nuevamente lo hizo el dominicano. El boricua lo miró con resignación, no conforme con la burla, pero sin hacerle reclamos.

―Loco, como recuerdas todo. ―entre risas habló Christopher.

―Un buen amigo nunca olvida las estupideces que dicen sus amigos con las que se pueden reír de ellos por años. ―dijo con seriedad.

―Eso es cierto. Eso sería una gran falta.―aceptó en broma el menor de todos.

―¡Sí! ―gritó el moreno― Y pues... Zabdi, rómpeme todo menos el corazón. ―si, bueno, hasta ese momento las risas no habían sido tan intensas como en ese instante. Zabdiel primero lo miró sorprendido, procesando lo dicho, después de asimilarlo se limitó a sonreírle coqueto, pues le fue inevitable no verlo más como invitación que como una broma y al parecer el mismo Richard también, ya que le sonrió de igual manera. Todo esto ocurrió y los tres amigos ni en cuenta de ello, estaban demasiados ocupados destornillándose de risa.

Pretend //CNCO\\ JopherickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora