Capítulo Diecinueve: Todo pasó, no queda nada

128 11 14
                                    

Tres días después

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Tres días después

―¡Qué bien se siente llegar a casa! ―dijo en un suspiro dramático Christopher. Pero a pesar de su exageración en realidad se sentía así, para él en verdad se sentía como un alivio para el alma, una caricia a su corazón, después de estar casi dos meses de viaje, los hoteles, las entrevistas, televisoras, emisoras, las redes sociales, todo era canson, lo amaba sí, pero seguía siendo humano, así que nadie lo puede culpar de sentirse así al por fin regresar a su segunda casa, y si bien no era como estar en casa con su madre, no quitaba el hecho de alegrarle volver al hogar que compartía con sus amigos.

En ese momento se hallaban en la habitación del de ojos miel, los menores habían ido a sus respectivas habitaciones a dejar su equipaje, luego se reunieron con el primer mencionado. El pelinegro y el mayor estaban acostados en la cama, a poca distancia, pero sin estar pegados del todo. El de rizos en cambio se encontraba en un mueble en diagonal a ellos, cerca de la cama.

―Ahí vas de exagerado, debiste ser actor. ―lo burló Joel, dándole una mirada cariñosa.

―Claro que no, Joecito. ―con un tono quejumbroso respondió. Pero brindándole igual una mirada divertida, chocando sus ojos con los del menor, sonriéndose cómplices se guiñaron los ojos.

―¿Qué? ¿Cómo me llamaste? ―su cara demostraba el disgusto que sentía.

―Joecito. ―la sonrisa se le agrandó, tanto que por un momento pensó que sentiría dolor en sus mejillas.

―Oh por dios. ¡Qué feo que suena! Olvídate de decirme así. ―expresó con su ceño totalmente fruncido y sus labios retorcidos. Christopher tenía que estar loco siendo sincero.

―Claro que no. Suena lindo, me atrevería a decir que tierno. ―repuso el chico.

―Chris tiene razón, Joey. No lo reconoces porque eres un poco amargado, pero sí suena lindo. ―habló ahora Erick, consiguiendo que el mayor lo mirará con orgullo y satisfacción. Por otro lado, el rizado lo miró severamente, casi hasta sorprendido.

―Tú no acabas jodidamente de decirme eso. ―sus ojos estaban fijos, penetrantes y amenazantes sobre el cubano. El cual le batió las pestañas coquetamente con aparente inocencia. Cosa que los mayores no se tragaron.

―Sí, lo hice. ¿Y qué? ―una sonrisa desafiante y atrevida se posó en sus labios.

―No lo puedo creer. ―aún sorprendido dijo― ¡Estás seguro de que no te quieres arrepentir?

―Por supuesto. No tengo de qué arrepentirme. Si no he hecho absolutamente nada. ―sus ojos proyectaban inocencia.

―Oh, bien. Es cierto. ―reconoció mientras se ponía de pie y caminaba hacia ellos. Los chicos en la cama le dirigieron una mirada de curiosidad, a la espera de su próximo movimiento. Cuando estuvo frente a ellos se les tiró arriba, principalmente al cubano, aun así, sin dejar todo su peso sobre él. Tanto Christopher como Erick se alarmaron, se retorcieron intentando quitárselo de encima, cosa que solo el castaño consiguió, se paró de la cama quedando frente a los menores, viendo como Joel llevaba sus manos a las costillas del pelinegro, enterrando sus dedos y halando su piel en dicho lugar. Erick comenzó a gritar con molestia, pero a la vez se reía por la situación.

Pretend //CNCO\\ JopherickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora