Capítulo 18

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Helena fue a su casa andando desde el bosque. Esperaba encontrar allí a su hermana Clara. Pero al subir las escaleras y entrar en su habitación, no estaba allí. Helena, agobiada, estuvo rebuscando por toda la casa. Al no encontrarle, se puso más nerviosa y salió de su casa cerrando la puerta de un portazo.

Fue corriendo al puesto de fruta, tampoco esperaba encontrarle allí pero decidió buscar por si acaso. En efecto, tampoco estaba allí. Helena se iba poniendo cada vez más nerviosa y estaba muy agobiada. 《Puede que se haya quedado en casa de Álvaro》 pensó 《pero me habría avisado antes 》. La chica ya no sabía que hacer y decidió ir corriendo al palacio.

A Eduardo le tocaba guardia de noche y estaba fuera del palacio, junto a la puerta. Estaba tranquilamente pensando en sus asuntos y de pronto, una chica joven con los ojos húmedos fue corriendo hacia él.
-Hola, chica, ¿en qué puedo ayudarte? -preguntó el funcionario.
-Me gustaría hablar con la reina, por favor, es urgente -respondió Helena.
-Lo siento, ya es de noche, seguramente ya está dormida.
-¿Podrías mirar, por favor? Si le encuentras, dile que soy Helena.
Eduardo asintió y entró en el palacio. Poco después, encontró a Irene en el gran salón. Le comunicó que había una chica llamada Helena llamándole y que según ella, era muy urgente. Irene no se lo pensó dos veces y salió corriendo del palacio. Eduardo les dejó que hablaran solas.
-¿Qué pasa? -preguntó la reina.
-No encuentro a mi hermana -dijo Helena entre sollozos- , por ninguna parte.
-Vale, tranquilízate -dijo Irene- . Vamos a buscar por todo el reino.

Clara se despertó en la cama de su novio y comprobó si estaba dormido. Por suerte, estaba en un sueño profundo. La chica se había dormido con la ropa puesta así que no le hacía falta vestirse. Recordó todo lo que había pasado la noche anterior y salió rápidamente de la cama. Salió por la puerta de la lujosa casa y se dirigió a la suya.

Irene y Helena estuvieron buscando por cada rincón del reino, hasta buscaron en el bosque. Pero no había ni rastro de ella. Ya era muy de noche y las dos estaban agotadas.
-Creo que lo mejor será que vuelva a casa -dijo Helena.
Estuvo rebuscando en su bolsillo y soltó un suspiro de desesperación.
-Se me han olvidado las llaves en casa.
-No te preocupes -le tranquilizó Irene- ,
puedes dormir en el palacio.

Las dos chicas fueron lentamente al palacio. Irene no tenía tiempo de preparar otra habitación, por lo tanto, puso un colchón y una manta en el suelo de la suya.
-Duerme en mi cama -dijo la reina- , yo dormiré en el suelo.
-Vale.
Las jóvenes durmieron pocas horas, pero estaban tan agotadas que eso no les importó.

Se despertaron a la misma hora y salieron de la habitación. Entonces, Helena vio a un chico que no había visto nunca. Tenía el pelo castaño y los ojos marrones y no era muy alto.
-Buenos días Dani -saludó la reina.
-Hola, ¿quién eres? -preguntó el príncipe mirando a Helena.
-Hola, soy Helena. Me encargo del puesto de fruta.
-Encantado -dijo el chico.
-Él es el príncipe y mi mejor amigo Dani -presentó Irene.
-Espera, si él es el príncipe, eso significa que también es tu hijo -dijo la tendera sorprendida.
-Una larga historia -añadió Dani.

Los tres desayunaron en el gran salón y  Dani y Helena se fueron conociendo mejor. Terminaron de desayunar y Helena le dijo a Irene que ya se iba.
-Pero si no tienes llaves -dijo la reina.
-Voy a ver si hay alguien, el novio de mi hermana tiene las llaves de nuestra casa.
-Suerte.
-Muchas gracias por todo Irene.
Y así Helena salió del palacio.

Helena estaba frente a su puerta y llamó al timbre. Para la sorpresa de la joven, la puerta se abrió y allí estaba, Clara. Helena empezó a sollozar. Entonces, la chica dio un paso adelante y las dos hermanas se fundieron en un abrazo.

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