Asuntos De La Realeza

Capítulo 36

Tras la ejecución de Eduardo, Irene por fin se sintió completa. Aún se sentía impactada por la confesión de Eduardo, todo era muy difícil. Pero por fin había terminado. También se habían encargado de Álvaro. Estaba encerrado en las mazmorras por tres simples razones: había sido testigo de Eduardo, él sabía de todo lo que hacía el asesino. En segundo lugar, en parte había sido el asesino, fue él quien asesinó a la madre de Helena y Clara. Y por último, había sido el causante de un caso de violencia de género, cosa que tendrían que haber tenido en cuenta anteriormente. Cuando todo terminó, a la primera persona a la que Irene abrazó fue a Emma. A ambas se les escapaban lágrimas de júbilo. Emma lo había dado todo como detective, había sido genial y había sido ella quien había descubierto a Eduardo.
-Por fin todo ha acabado -le susurró la detective al oído mientras se abrazaban.
-Por fin -respondió Irene.
Dani también estaba emocionado. Si no hubiera sido por él, Eduardo habría matado a todos. Se sentía realmente bien, y pensar que al principio todos pensaban que él había sido el asesino. Irene y el príncipe también se abrazaron. Recordando por todo lo que habían pasado juntos hasta ese mismo instante.
A continuación, la reina se juntó con su pareja que también estaba alterada. Acababa de descubrir que había sido Eduardo quien había matado a su madre. Clara estaba de la misma manera y fue Emma quien estuvo a su lado para calmarle. Había sido un día difícil para todos pero ahora por fin había paz en el reino.

Un día después Emma quiso tener una reunión con Irene. La reina no sabía qué quería la funcionaria pero fue a la sala principal para descubrirlo.
-Hola -saludó Irene.
-Buenas.
-¿Para qué me has llamado?
-Quería comunicarte que ya no tiene sentido que siga siendo una detective, ya que se ha acabado todo no tengo porqué seguir siendo una funcionaria -respondió Emma con tristeza.
-Emma, no te voy a despedir, tú siempre serás la detective del palacio. No es justo que después de todo lo que has hecho te despida.
-¿En serio? -preguntó la detective.
-Claro, y ahora tómate el día libre, todos estamos alterados por lo que ha pasado.
Emma asintió y las amigas se despidieron.

Helena estaba muy contenta, por fin habían encontrado al asesino y todo iba bien en Everzyl. Ahora que nada les preocupaba, Helena ya podía declararse y pedirle matrimonio a Irene. Lo estuvo pensando y descubrió que no eran tan jóvenes para casarse, en ese reino era habitual casarse muy joven y hasta estaba legalizado estar casado a los 15 años. Ahora solo le faltaba una idea para pedírselo. Pero no se le ocurría nada. Estaba un poco desesperada. Entonces, se le ocurrió una idea. Y dejó en la cama una nota para Irene.

Dani estaba buscando a Gofrito cuando se encontró con su jefe, el médico del palacio. Últimamente había estado faltando mucho y suponía que le iba a caer una gran bronca. Pero le sorprendió lo siguiente que dijo su jefe:
-Me voy a jubilar.
Era cierto que ya tenía unos cuantos años pero Dani no se esperaba lo que acababa de decir.
-No puede hacer eso, se necesita un médico en el palacio.
-Ahí es donde entras tú, joven -le explicó el médico- . Tú serás el nuevo médico. Has trabajado mucho y te lo mereces. Ahora tú te encargarás de la enfermería.
Dani estaba anonadado.
-¿Yo? -preguntó el príncipe incrédulo.
-Así es.
-Muchísimas gracias, se le echará de menos.
-Adiós, joven.
-Adiós.

Irene estaba en su habitación y de pronto encontró una nota que decía:

Te espero en la sala del trono.

Helena

Irene no sabía qué quería ahora su novia, pero fue porque la curiosidad le estaba matando.

Cuando llegó a la sala del trono encontró a Helena.
-Siéntate -ordenó Helena.
La reina se sentó en el trono sin añadir nada.
-Que recuerdos me trae este sitio -dijo Helena.
-Sí, aquí fue donde nos besamos por primera vez.
-Así es.
-¿Para qué me has llamado?
Helena no contestó y sacó una manzana que guardaba en el bolsillo.
-Todo empezó con una manzana. Cuando me compraste aquella manzana. Entonces, empezamos a conocernos hasta convertirnos en buenas amigas. Tras eso, empecé a tener sentimientos hacia ti. Y tuve muchísima suerte, porque tú sentías lo mismo hacia mí. Y entonces comenzamos a salir. Y supe que quería estar contigo el resto de mi vida -dijo Helena mientras se arrodillaba- . Irene, se que aún somos un poco jóvenes, pero, ¿quieres casarte conmigo?