Asuntos De La Realeza

Capítulo 29

Emma y Dani se quedaron atónitos.
-No puedes dimitir -dijo Dani- , eres la mejor reina que hay en este reino.
-Dimito -repitió Irene- , debo estar con el amor de mi vida. Iré a las mazmorras mañana por la mañana. Ahora, Dani, serás el rey. Emma, tu puesto asciende, ahora, al ser la hermana del rey, tienes más poder sobre la gente.
-No puedes -dijo Emma.
-Sí, el papeleo está hecho -explicó Irene con una amarga sonrisa- . Ahora, yo nombro a mi hijo adoptivo, Dani, rey de Everzyl.
Nunca se mencionaba el nombre del reino. Tenía una razón muy simple. A la mayoría de los habitantes del reino, el nombre de Everzyl les parecía brusco, y había gente que la ultilzaba para maldecir. Por eso, no era habitual escuchar el nombre del reino.
Dani no sabía cómo reaccionar.
-¿Y ahora qué vas a hacer? -preguntó Emma.
-Creo que lo mejor es que haga compañía a Helena en las mazmorras.
Los hermanos cada vez estaban más impactados.
-Espero que descubráis quién es el asesino -dijo la anterior reina- , yo no lo conseguí.

Los amigos comieron en el palacio junto a Clara. Después de eso Irene les estuvo diciendo cómo debían actuar estando a lo alto de la jerarquía.
-Dile a mi hermana que le quiero -le dijo Clara a Irene.
La chica asintió.
-Toma todas las llaves del palacio -le dijo Irene al nuevo rey teniéndole un llavero lleno de llaves- , las necesitarás todas.
Dani asintió e Irene añadió lo siguiente.
-Me voy ya, tengo que ver a Helena cuanto antes.
-Debo ir contigo -dijo el chico- , tengo que cerrar la puerta de la mazmorra.
-Clara y yo nos quedaremos aquí -añadió Emma.
Clara e Irene se abrazaron y acto seguido, Irene y la detective.
-Te echaré mucho de menos -dijo la joven pelirroja.
-Yo a ti también.
Emma se dio cuenta de que ya le había olvidado sentimentalmente, le seguía queriendo, pero solo como amiga.
Dani e Irene se marcharon en dirección a las mazmorras.

Ya estaban allí cuando de pronto Dani abrazó fuertemente a la joven.
-Te voy a echar muchísimo de menos, no puedo ser de la realeza si tú no estás a mi lado -dijo el chico, desesperado.
-Yo también te echaré de menos -respondió Irene con lágrimas en los ojos- , nunca olvidaré que tú fuiste la primera persona en hacerme feliz, la primera persona que me hizo creer en mí misma. Pero me tengo que ir y tú serás un rey increíble. Te quiero mucho, Dani, recuérdalo.
A Dani también se le escaparon unas lágrimas y tras ese emotivo momento, Irene se fue a las mazmorras y Dani cerró con llave, y antes de irse, dijo:
-Me he encargado de que estés en la misma celda que Helena. Me alegro de que por fin hayas encontrado a la persona que te hace feliz.
Irene asintió, aún con los ojos rojizos y le despidió con la mano. Dani se marchó de allí y la anterior reina se dio la vuelta para mirar cómo era la celda. Era pequeña y sucia y daba muy mala espina. Pegadas a una paredes, había unas literas y un banco para sentarse. En una esquina, se encontraba una pequeña cabina e Irene descubrió enseguida que eso era el baño. De pronto, la puerta de la cabina se abrió y de allí salió la persona por la que Irene había llorado día y noche.
Helena.

Helena no sabía qué estaba haciendo Irene allí, quizá eran imaginaciones suyas, había estado tanto tiempo sola que esa idea lo le extrañaba en absoluto. De repente, lo que creía que era una alucinación, corrió a abrazarla y al momento descubrió que era real, que se había reencontrado con la persona que tanto amaba.

Clara seguía destrozada por la falta de su hermana. Se sentía muy sola y esos días no sabía cómo actuar. Había decidido cerrar el puesto de fruta porque no podía con todo ella sola. Emma había sido muy buena con ella, le había dejado alojamiento en el palacio y le preguntaba cómo se encontraba frecuentemente. Había sido un gran apoyo últimamente. En ese momento, la detective le estaba dando un abrazo.
-¿Sabes qué hará que te sientas mejor? -preguntó Emma.
La detective recibió un silencio como respuesta y decidió terminar la frase.
-Una fiesta de pijamas.
Clara sonrió, nunca había participado en una y tenía ganas de hacerlo.
-Claro.
-Lo haremos en la habitación de Irene, que es muy grande y no le importaría que la usáramos -explicó Emma- . La prepararemos hoy mismo.
-Perfecto -asintió Clara.
Estaba ilusionada por la fiesta de pijamas, así se olvidaría de sus penas.