Capítulo 23

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Helena estaba en su casa cenando con su hermana.
-¿Cómo que tu mejor amiga es la reina Irene? -preguntó Clara.
-Le conocí en el puesto de fruta, mientras tú hacías un descanso. Entonces volvió al día siguiente y siguió viniendo día tras día. Entonces le conté que tenías mala cara y decidió ayudarnos.
-Que pasada.
-Sí -asintió Helena- , y hoy me ha propuesto que vayamos mañana las dos. Tú irás a la enfermería del palacio y yo estaré con mis amigos de la realeza. Cuando acabes te los presentaré a todos.
Clara asintió con la cabeza y las chicas se fueron a la cama.

Irene no podía dormir, solamente pensaba en la muerte de su funcionaria. Todo se le iba de las manos y eso provocaba más asesinatos. También estuvo pensando en sus sentimientos. No podía negarlos más. Le gustaba Helena. El problema era que no sabía si la tendera también era homosexual. Era poco habitual en el reino que la gente no fuera heterosexual. Por una parte tenía miedo de esa situación. Por otra parte, aunque ambas fueran lesbianas, tenía miedo de que lo que sentía por Helena no fuera correspondido. Le estaba dando demasiadas vueltas a la cabeza y decidió despejar su mente y dormirse.

Emma también sufría, al fin y al cabo, ella era la detective. Todo era demasiado difícil. Y lo que era más complicado todavía, eran sus sentimientos. No quería admitirlo pero estaba enamorada de Irene. Era una chica muy maja con todos, además de guapa, era lista y muy buena como reina. No era propio de Emma tener sentimientos muy fuertes, pero cuando la reina le miraba, su corazón empezaba a acelerarse. Pero había algo que le deprimía bastante. Siendo una detective, no era difícil saber que Irene estaba enamorada de Helena. Cuando terminaran de resolver el caso, lo mejor sería que se marchara lejos para no seguir con ese complejo triángulo amoroso.

Dani estaba muy bien en la cama. Era demasiado cómoda como para preocuparse de algo. Últimamente se preocupaba mucho por la comida y tenía un extraño vicio. Pero todo tenía una explicación. Cuando era niño y Emma le cuidaba, estaba demasiado flaco porque no le gustaba comer. Emma le obligaba pero eso no arreglaba la situación. Un día comenzó a marearse y tuvieron que ir unos médicos a revisarle. Emma sufrió mucho y pasó toda la revisión llorando. Cuando volvió a ver a su hermana, se acordó de todo lo ocurrido y decidió pensar más en la comida para que Emma no tuviera que preocuparse. En cuanto a sus sentimientos, desde que se había olvidado de sus sentimientos por Irene, todo había ido demasiado bien.

Helena no podía dejar de pensar en Irene. Era una chica genial y estaba muy contenta de tener una amistad con ella. Pero en el fondo de su corazón, tenía sentimientos mucho más grandes hacia ella. Pero sentía que una reina tan grande como ella jamás podría estar con una frutera de tan poca clase. Le gustaba demasiado pero tampoco pensaba que Irene sintiera lo mismo hacia ella. Tampoco sabía si a Irene le gustaban las mujeres. Seguramente le gustaba una persona que hubiera estado más tiempo con ella, como Dani. Al fin y al cabo, Helena acababa de llegar a la vida de la reina. Muchas cosas la atormentaban a la hora de dormir. Tenía un secreto que le daba miedo desvelar y que le condenaría toda su vida.

Clara no sabía que su hermana también estaba despierta. Estaba sumergida en sus propios pensamientos. No sabía cómo Helena había hecho amigos de la realeza con tanta rapidez. En cuanto a Álvaro, le había sentado muy bien y agradecía a todos los que lo hubieran hecho posible. Después de eso había acabado con muchas heridas y moratones y debía ir al médico al día siguiente. Lo cierto era que nunca antes había ido a la enfermería y tenía un poco de miedo.  Después de haber acabado con su ex novio, había decidido que no quería salir con nadie más. Lo único que necesitaba era el amor de Helena para ser feliz.

La luna velaba los sueños de todos estos jóvenes. Todos sus pensamientos, sentimientos e inseguridades les distraían demasiado y debían estar preparados para cualquier situación.

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