Capítulo 20

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-¿Os conocéis? -preguntó Irene.
Ninguno de los dos respondió y Dani se rascó la barbilla pensando de qué le sonaba aquella joven. Entonces se le encendió la bombilla.
-¿Emma?
Irene no entendía nada y de pronto Emma y Dani se abrazaron.
-¿Alguien me puede explicar qué está pasando aquí? -preguntó la reina confusa.
-Emma es mi hermana -dijo entonces Dani- , la hermana de la que me separé.
Irene abrió los ojos como platos.
-¿Sois hermanos?
Ambos asistieron con la cabeza.
-Por lo tanto -siguió diciendo la reina- , Emma es una princesa.
Dani asintió y Emma no lo llegó a entender.
-¿Como? -dijo la detective.
-Que tu hermano es un príncipe, es mi hijo. Es una larga historia. Eso significa que tú eres una princesa y que también eres mi hija.
-Todo esto es muy raro -opinó Emma.
-Ya, la cosa es que ahora no tienes por qué trabajar, eres de la realeza -concluyó Irene.
Dani se quedó callado y Emma e Irene creían que no iba a decir nada más. De repente dijo lo siguiente:
-¿Cuándo cenamos?
Irene soltó un suspiro.
-Ahora -respondió, y a Dani se le hizo una sonrisa en la cara.

Mientras desayunaban, Irene le hizo la siguiente pregunta a Emma:
-Ya que no tienes que trabajar, ¿vamos a intentar ayudar a Clara?
-Claro -respondió Emma- , ¿qué tal mañana por la tarde?
-Perfecto.

Al día siguiente, Emma y Dani estuvieron toda la mañana juntos hablando de cómo les iba. Irene se sentía un poco excluida, por lo tanto, decidió ir al mercado.

Fue directamente al puesto de Fruta y allí encontró a Helena.
-Hola -saludó Irene.
-Buenas, su majestad -dijo la tendera con una sonrisa.
-Te quería decir que esta tarde una detective y yo vamos a venir muy tarde para descubrir que le ocurre a tu hermana. Lo mejor será que tú no estés ahí, así podremos ver lo que le pasa.
-Vale, ¿podría ir con vosotras? -preguntó Helena.
-Sí, pero pase lo que pase, no hay que hacer ruido.
-Vale.
-Después de eso, ¿te gustaría venir a cenar al palacio? -preguntó Irene.
-Por supuesto, muchas gracias -terminó diciendo la frutera con una gran sonrisa en la cara.

Todos en el palacio comieron tranquilamente y Emma e Irene se prepararon para salir. Helena llegó al palacio e Irene les presentó entre ellas.
-Esta es Helena, la hermana de Clara y la encargada del puesto de fruta -le dijo a Emma- . Y esta es Emma -ahora se dirigía a Helena- , la detective, mi amiga y mi hija adoptiva.
Entonces se fue anocheciendo y fueron al mercado.

Álvaro iba al puesto de fruta para ver a su novia y la encontró allí sola.
-Hola Álvaro -saludó Clara.
-Hola cariño, ¿qué has hecho esta mañana?
-He estado con un amigo, ha estado comiendo en mi casa. Me lo he pasado muy bien.
-¿Otro chico?
-Sí. ¿Estás celoso?
-No -respondió el chico- , es solo que no me gusta verte con otros chicos.
-¿Por qué? -preguntó Clara con enfado.
-Por qué yo debería ser el único que esté en tu vida.
-Pues mañana he vuelto a quedar con él.
-Sabes que eso no es verdad.
-Lo es -dijo la chica muy seria.
Álvaro no aguantó más y le estampó la mano en su cara como anteriormente lo había hecho. Lo que no sabía era que no estaban solos.

Emma, Irene y Helena lo vieron todo y la frutera comenzó a llorar.
-Tranquila, Helena -dijo Irene- . Todo va a salir bien.
Las chicas vieron como Álvaro se iba y Clara volvía a casa entre lágrimas.

Helena volvió a casa y lo primero que le dijo a su hermana fue esto:
-Termina esa relación con Álvaro, no permitiré que te haga más daño.
-No puedo -dijo Clara sollozando- , él es el único que me quiere.
-Si de verdad te quisiera, no usaría la violencia contra ti. Además, hay mucha gente que te quiere, no te dejes llevar por un idiota que no sabe lo valiosa que eres.
Clara no supo que decir y abrazó con fuerza a su hermana. Ella era la única en la que podía confiar.

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