Capítulo 19

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Clara también se puso a llorar.
-¿Dónde has estado? -preguntó Helena.
-En casa de Álvaro, he vuelto al recordar que no te había avisado -mintió Clara.
Helena abrazó más fuerte a su hermana.
-Me he preocupado mucho por ti -dijo Helena.
Las dos chicas subieron a su habitación y Helena guardó sus llaves.

-Hola Emma -saludó Irene al entrar en la sala principal.
-Hola, ¿para qué me has llamado?
Irene estuvo un rato pensando cómo le iba a contar toda la historia.
-He conocido a una frutera muy maja, ha dormido en el palacio, quizá le hayas visto. La cosa es que tiene una hermana que anda mal últimamente y me gustaría que me ayudaras a descubrir que le pasa.
-Está bien, ¿me podrías decir cómo se llama?
-La frutera se llama Helena y su hermana se llama Clara -explicó Irene.
-Gracias -dijo la detective.
-¿Podemos investigar esta tarde?
-No, lo siento, tengo cosas que hacer.
-Vale, adiós.
-Adiós.

Helena sentía que Clara no estaba bien. Sonreía pero en el fondo ella sabía que había pasado algo más esa noche. Pero no quiso pensar en eso demasiado, lo importante es que ahora su hermana estaba junto a ella. Esperaba que Irene descubriera pronto qué le pasaba a su hermana. Clara estuvo preparando la comida, era lo único que podía hacer para olvidar lo que había pasado. Se sentía usada, como un objeto. Cada vez sentía que Álvaro le despreciaba más. Lo de esa noche le había dejado anonadada. Jamás habría pensado que su novio usaría la violencia contra ella solo por capricho. Pero en el fondo de su corazón, quería volver con él. Y aún tenía la esperanza de que Álvaro le amara. Hizo una comida deliciosa y de postre preparó una magnífica tarta de frutas. Comieron muy a gusto y terminaron llenas.

Emma estaba tranquilamente preparándose para salir y de repente vio a Irene.
-Hola Irene.
-Hola, pensaba que tenías cosas que hacer por la tarde -dijo la reina un poco dolida.
-Sí, es solo que tengo que salir a hacer unos recados.
-Creo que ambas sabemos que eso no es verdad -añadió Irene con voz triste.
-Y no lo es. Ven conmigo si no se lo cuentas a nadie.
-Voy a calzarme -terminó diciendo Irene.

La reina volvió enseguida.
-Vamos -dijo Emma.
Y así las dos chicas salieron del palacio.

Iban lentamente caminando por el reino y de repente se pararon en el mercado.
-¿Qué hacemos en el mercado? -preguntó Irene.
Emma no dijo nada y las dos siguieron moviéndose hasta llegar al puesto de pastelería.
Irene se quedó allí y Emma se movió al otro lado del puesto. Entonces, se puso una chapa con su nombre en la camisa y preguntó:
-¿En qué puedo ayudarte?
Irene se quedó confusa.
-¿Trabajas aquí?
-Así es -explicó la detective- , trabajo aquí porque cuando llegué a este reino no tenía casi dinero y me lo tuve que ganar por mí misma.
Irene bajó la mirada.
-Siento haberme enfadado contigo antes -dijo- , debería haber tenido en cuenta esto.
-No pasa nada, no lo sabías. No se lo digas a nadie, por favor, eso puede causar mi despido.
-Tranquila, no se lo diré a nadie.

Emma e Irene volvieron al palacio y la reina decidió que ya era hora de que Dani y la detective se conocieran. No sabía por qué lo había negado tanto tiempo, además, eso podía facilitar la búsqueda del asesino. Irene llamó a Dani para que fuera a la sala principal y allí estuvieron hablando un rato.
-Tengo que decirte algo que me he estado guardando todo este tiempo -dijo Irene- , tengo una detective que me ayuda a encontrar al asesino. Ahora es amiga mía y sin saber por qué, no quería que os conocierais. Pero ha llegado la hora.
De pronto, la puerta se abrió y entró Emma. Irene se puso en medio de los dos y se quedaron muy quietos. Irene no sabía por qué actuaban de esa manera.
-¿Dani? -dijo entonces Emma.

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