Capítulo 17

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Irene estuvo comiendo tranquilamente con Dani mientras hablaban.
-¿Qué tal la mañana? -le preguntó el chico.
-Bien he ido al bosque con un caballo.
-¿Con Luna?
-No, mientras sea tan pequeña me da miedo que le pase algo.
-Ya -dijo Dani- , pero a veces también está bien que salga al exterior.
Irene estuvo un buen rato decidiéndose de si le haría la siguiente pregunta y al final, optó por preguntar:
-Una pregunta, Dani, ¿tienes familia?
-No tenía padres, murieron cuando yo tenía cinco años, pero tenía una hermana mayor que intentaba cuidar de mí.
-¿Y qué pasó con tu hermana?
-Al cumplir los once años, encontramos a dos personas que nos separaron inmediatamente, a cada uno nos llevaron a un reino y no nos pudimos despedir.
》Ella se llevó todo el dinero sin quererlo y yo tuve que robar para poder mantenerme, siempre le he echado de menos.
-¿Y cómo se llamaba? -preguntó la reina con intriga.
-Desgraciadamente, no recuerdo su nombre.
Los dos jóvenes terminaron de comer, y como anteriormente Irene había decidido, se fue al mercado.

Estuvo pasando rápidamente por todos los puestos y llegó al puesto de Fruta.
-Hola Helena -saludó Irene.
A la frutera se le quedaron los ojos como platos.
-Ho-hola, reina Irene -tartamudeó Helena.
-Es suficiente con que me llames Irene -dijo la reina sonriendo.
-Ah, vale -respondió la tendera rascándose la cabeza.
-Una cosa, ¿podemos hablar en el bosque si no te importa?
-¿En el bosque? Sin problema. ¡Clara! ¿Te puedes encargar sola del puesto un rato?
-Sí -respondió Clara.
-Vamos -dijo Helena.

Las dos chicas estuvieron andando por el bosque.
-Me gustaría darte las gracias por todo -comenzó diciendo Irene- , hemos venido aquí para que nadie me reconozca, la gente me suele estar molestando.
-Entiendo, es un placer estar contigo ahora mismo.
-No me tomes como la reina ahora mismo -dijo la reina- , tómame como una amiga, por favor.
Helena no podía creer lo que estaba escuchando.
-¿Volvemos? -propuso Irene.
-No hace falta, Clara se puede encargar sola del puesto.
-¿Quién es Clara?
-Es mi hermana, últimamente anda muy mal y no sé el motivo. ¿Me podrías ayudar?
-Por supuesto, déjalo en mis manos.
Las chicas se lo estuvieron pasando bien y de pronto, Irene se paró en seco.
-¿Qué te pasa? -preguntó Helena con nerviosismo.
La reina respiraba entrecortadamente y Helena se sacó algo de su zurrón y se lo puso a Irene entre los labios. Poco después, Irene ya podía respirar correctamente.
-Muchas gracias, ya te habrás enterado de que soy asmática.
-Sí, mi hermana también lo es.
-¿Por eso llevabas un inhalador? -preguntó Irene.
-En realidad, siempre llevo objetos para cualquier situación en mi zurrón -contestó la frutera.
A Irene enseguida le vino la imagen de Emma a la cabeza. Las chicas estuvieron en el bosque un rato más.

Clara atendía ella sola el puesto de frutas. Su hermana se había ido con otra chica que que le había recordado a la reina. Todo andaba tranquilamente y ya se le había pasado lo que le había ocurrido por la mañana. Había intentado disimular su moratón y nadie se había dado cuenta. Ya estaba anocheciendo y de repente se acercó al puesto la persona que menos quería encontrarse, Álvaro.
-Hola, cariño. ¿Vas a venir a cenar a mi casa? -preguntó el chico.
-Lo siento, estoy sola trabajando, no creo que pueda.
-Vente, no creo que venga ya nadie más, ya es de noche.
-Está bien -dijo Clara, no sabía cómo podría haber acabado si le decía que no.

La pareja fue a casa de Álvaro. Era bastante lujosa porque el chico tenía mucho dinero. Clara no sabía de dónde lo había sacado. Álvaro preparó la cena y cenaron muy rápido. Entonces le formuló una pregunta a la chica:
-¿Qué te parece si nos acostamos juntos?
-No creo que sea buena idea -dijo Clara- , tengo que ir a casa.
Álvaro no hizo caso a la respuesta de su novia y le empujó hasta llevarle a su cama.

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