LA NUEVA ERA/THEY WHISPER AS I WALK

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Tres días de inconciencia y oscuridad, su vieja amiga que le había poseído, aquella oscuridad que incluso en estos momentos le parecía reconfortante, en aquel estado podía sentir una extraña calma, no más dolor, no más angustia, no más ataques de ansiedad, en aquel lugar no había espacio para la incertidumbre ni la culpa, pero aquella oscuridad estaba por romperse y traerla de vuelta al mundo en donde el caos apenas iniciaba y la Nueva Era estaba por llegar.

La señorita Pomfrey calmaba a todo quien llegaba a verla diciendo que su estado era normal tras las emociones que sufrió por la muerte de Cedric, despertaría, solo le tomarían unos días para hacerlo, Madam Pomfrey sabía quien era Coraline y lo diferente que podía llegar a ser.

Despertó una mañana, estaba en la enfermería, en completa soledad, o eso pensó pues al incorporarse en la cama observó a su madre al lado, sentada sobre una silla, daba la impresión de que había estado allí bastante tiempo, aún adormecida, intentó no hacer ruido, pero como si Molly poseyera instintos sobrehumanos abrió os ojos rápidamente, le dirigió una mirada entre nostálgica y compasiva a la vez.

–Mamá– apenas pudo articular, la garganta la tenía extremadamente seca, su voz poseía un tono ronco muy inusual, incluso algo quebrado.

–Querida– se levantó rápidamente de la silla, se sentó a su lado y no dudo en abrazarla– no tienes que decir nada, tranquila– la estrujó en sus brazos, aquella muestra de afecto le movió cada fibra sensible de su cuerpo y se soltó a sollozar.

–Se ha ido, mamá, nunca va a volver– dijo entre balbuceos, un mar de lágrimas escurría por su rostro, se abrazó a su madre como si temiera perderla a ella también– esto se pudo haber evitado, no entiendo, todo esto está mal, dime que solo es un sueño, por favor mamá, dime que solo es una pesadilla.

Molly no podía mentirle y ella lo supo, continuo llorando varios minutos hasta que su mirada se perdió en un punto fijo, poco a poco se fue separando de su madre y no volvió a decir palabra alguna, su madre acariciaba su cabello con ternura, no conocía con exactitud la clase de relación que su hija había guardado con Cedric Diggory, las versiones que conocía eran las de Ron, Hermione y los gemelos, quienes le pusieron en tanto, justo ahora no le importaba si aquel chico amaba a su hija o si solo eran amigos.

Estuvo toda la tarde en la enfermería, Madame Pomfrey le obligó a tomar unas pociones tranquilizantes. Podía decirse que Coraline estaba "más tranquila", aunque todo aquel que la viera podría percatarse de la palidez de su rostro y sus ojos avellana sin el brillo característico ni la sonrisa radiante, había perdido el brillo, una parte de su calidez se debía a aquel chico castaño que hacía cualquier cosa por verla feliz, si no fuera porque ambos eran amigos podría jurar que sin ningún obstáculo se hubiese enamorado de el en el sentido romántico, porque sí, Coraline amaba a Cedric, lo amaba como un hermano, y su muerte le había dejado un hueco en el alma, de esos que no se van tomando una bebida caliente o arropándose con una manta.

Su madre tuvo que volver a casa aquella misma tarde, tenía algunos encargos por parte de Dumbledore y ella no tenía corazón para impedírselo, el tema del retorno de Voldemort sumaba peso a aquel escenario, para la noche, Madame Pomfrey le avisó que ya podía regresar a su habitación, no se vistió con la habitual túnica del uniforme, en su lugar, se vistió con un vestido negro de mangas tres cuartos que le llegaba hasta los pies y una capa del mismo color sobre el vestido, recogió su cabello en una coleta alta, no dejó ningún cabello suelto como acostumbraba, metió su varita dentro de una bolsa interna de su capa, se vio al espejo, su rostro no lucía de lo mejor por lo que rápidamente pronunció aquel hechizo que ocultaba cualquier rastro de cansancio y vio a través del reflejo del espejo como su piel cambiaba de tono, lo único que no cambió es el tono sombrío de sus ojos.

CORALINE WEASLEY[HARRY POTTER & TU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora