Banquete de bienvenida (1/2)

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Por primera vez Coraline se detuvo a contemplar a sus extensas el Gran Comedor, en su vida sólo había escuchado de tal recinto gracias a sus hermanos, ahora, la calidez del lugar le arrullaba a pesar de lo mojada que estaba por la lluvia. Todo era maravilloso, más de lo que pudo imaginarse.

–¡Qué se den prisa!– gimió Ron, al lado de Harry.– Podría comerme un hipogrifo.

Hermione le miró con desaprobación mientras Coraline reía por lo bajo, supuso que Ron continuaría hablando, sin embargo antes de que pudiera hacerlo, se abrieron las puertas del Gran Comedor y se hizo el silencio, Coraline sin embargo se inclinó hacia adelante para poder ver mejor lo que ocurría. La profesora McGonagall marchaba a la cabeza de una larga fila de alumnos de primero, a los que condujo hasta la parte superior del Gran Comedor, en los rostros de todos aquellos pequeños que avanzaban tras la profesora pudo ver alegría y expectación, algunos de ellos veían anonadados el techo del Gran Comedor mientras avanzaban casi tropezando, pudo imaginarse a sí misma a esa edad, con la misma cara de felicidad.

Harry fue el único que se dio cuenta de la mirada de la chica pues cuando volteo a verlo este le sonrió. La profesora McGonagall colocó el taburete de cuatro patas en el suelo ante todos los alumnos de primero y, encima de él, un sombrero que para su gusto era demasiado viejo, su apariencia podía engañar a cualquiera. Los de primero lo miraban y también el resto de los presentes, de no ser por su familia, jamás hubiese imaginado que aquel sombrero que parecía ser tan insignificantes sería el que decidiría el rumbo que tomaría su vida escogiendo alguna de las casas para cada alumno.

Antes de que pudiera seguir contemplándolo este se abrió de un desgarrón, formando una especie de boca y para sorpresa comenzó a cantar, una vez que terminó todos aplaudieron. Ron dijo algo sobre que, cada año la canción era distinta.

La profesora McGonagall desplego un rollo grande de pergamino y dio instrucciones a los de primero, cuando mencionara su nombre debían caminar hacía el taburete y colocarse el sombrero, lo demás dependía de la sabiduría de aquel objeto mágico.

La primera chica fue enviada a Ravenclaw, donde una chica de rasgos asiáticos la recibió con vítores, supuso que debía ser alguien importante para la casa de Ravenclaw, sin embargo notó como Harry veía a aquella chica más de lo común, era la misma a la que Harry estuvo observando cuando los carruajes se pusieron en marcha en la estación, Harry seguía sin quitar la mirada de aquella chica, pensó en hacerle una pequeña broma sobre si le gustaba, pero se limitó a voltear la vista y seguir presenciando la selección de los demás de primero. Algo en el comportamiento de Harry le molestó, cosa que a su parecer no debía de pasar.

Uno a uno fueron llamados, el sombrero se tomaba un par de segundo antes de gritar el nombre de la casa a la cual había sido puesto, y que los críos casi corrieran a sus respectivas mesas. Todo tan simbólico, como debía ser.

–¡Qué raro Coraline!, creí que tú también tendrías que pasar por el proceso de selección antes de saber que casa te correspondía– replico Ron

–¿Acaso quieres que este en otra casa?– bromeo Coraline

–No dije eso, sólo me lo preguntaba...–

–No te preocupes–le tranquilizo Coraline– únicamente estaré este año, por normativa, todos los de primero deben pasar por la selección, que alguien de repente se cambie de colegio no es usual y no sucede a menudo-dijo– así que al entrar años después de lo normal tiene algunas complicaciones, y es que el sombrero no puede esclarecer que cualidades tiene una persona mayoritariamente, si tuviera que quedarme aquí a concluir el colegio, entonces, si tendría que pasar por la selección aunque el sombrero se tardara un poco más de lo usual, pero no es así, por lo que el profesor Dumbledore quiso que estuviera en la misma casa que ustedes– finalizo

CORALINE WEASLEY[HARRY POTTER & TU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora