SETENTA

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"Como fue"

Lia

Las noches eran frías, incluso en el verano.

El viento soplaba contra los árboles que hacía que las ramas figuran sombras, sombras a las que Lia nunca temió, después de todo al parecer eran a lo que otros niños llamaban monstruos, sin embargo Lia conocía a la perfección seres más horribles que esos.

Quizá por esa misma razón odiaba con todo su ser los días de baño, después de todo sabía que su madre sólo se lo pedía cada vez que un visitante llegaría a casa.

Pero esa no era una casa, o al menos nunca se sintió como tal.

Pero había algo que odiaba mucho más que bañarse, odiaba mucho más aquel sótano oscuro donde solía ser arrastraba mientras la puerta se cerraba, cada vez que su madre le decía "pronto acabará"

Porque las noches eran más largas y el dolor se hacía más profundo. O así era como se sentía.

Mientras las manos ásperas paseabas por su cuerpo, mientras la música era subida para que no se escucharan sus llantos de agonía.

"Dulces" así era como su madre lo denominaba, todo valdría la pena, para poder ganar un par de dulces.

Sin embargo más bien, Lia sentía que al final de todo, habían sido dulces envenenados los que mataron a su madre. Y a un así años más tarde descubriría que después de todo los dulces sólo eran líquidos en jeringuillas, que te volvían adicto.

Una mañana donde lucía peor que en el pasado, donde parecía que sus ojos se saldrían de su craneo, donde incluso al estar desnuda y totalmente fría en su cama no parecía importarle.

Porque incluso así, mientras sus brazos sangrantes ensuciaban las sabanas, Lia creyó que sería la única oportunidad para abrazarla y dormir a su lado mientras más tranquila estaba.

Aquel día tuvo un sueño, en donde aquella mujer peinaba su cabello, una casa sin sótano y una madre que la amaba sin importar nada.

Incluso cuando el mal olor se hizo más evidente no se pudo despegarse del cadaver que yacía a su espalda.

Aquel día fue la primera vez que vio a un hombre que no la llevó al sótano para quitar su ropa u obligarla a que chupara como una paleta su miembro.

Un hombre de traje que a pesar de las lágrimas y pataleos alejo a aquella pequeña de un cadaver.

"Llegue tarde" había replicado mientras con un pañuelo cubría su nariz por el insoportable olor.

Un hombre que le había dicho que empacara lo que deseaba llevar, sin entender que Lia nunca tuvo nada, más que simples camisas que con dificultad cubrían sus muslos, ropa que quizá alguno de los invitados de su madre dejo.

Porque incluso cuando no sabía lo que pasaría, nada parecía peor que quedarse en aquel frío lugar.

Tan sólo tenia siete años la primera vez que conoció a un hombre que abrazó su cuerpo mientras acariciaba su cabello.

Era la primera vez que viajaba en un auto mientras dormía en las piernas de alguien que no la deseaba sexualmente.

Tenía canas y unos ojos bellísimos, siempre con un traje a su medida y una seriedad indiferente. Pero ese parecía el único amor que parecía reconocer.

Porque durante aquel viaje jamás se apartó de ella, había mantenido su mano entrelazada a la suya.

Quizá esa fue la primera vez que confió en las palabras "Todo estará bien"

DREAMERS +18 |JJK |KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora