Capítulo diez

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CORREGIDO

— Déjame ver si estoy entendiendo. — habla Jean. Ambos estamos sentados en la cocina del cuartel mientras terminamos nuestra avena del desayuno, ha pasado tan sólo un día desde nuestra desastrosa expedición fuera de las murallas y ahora que la cabeza ya no me da vueltas y mis pensamientos tienen más coherencia, puedo decirle a Jean lo que creo, especialmente porque necesito sacarlo sino voy a perder la cabeza. — Estás diciendo que aquella monstruosidad es como Eren, una persona.

— Una persona que puede convertirse en titán. — reitero haciendo ademanes con las manos conforme hablo. — Como Eren, aunque probablemente con más experiencia, la viste en acción ¿no? Eren no puede controlarse de ese modo, tal vez en un futuro, pero no ahora.

El pensamiento lleva lo suficiente en mi cabeza como para tener sus propios argumentos, lo cual me asusta, porque de tener razón, lo único que significa es que hay alguien entre nosotros que no es exactamente nuestro aliado y que tiene el poder para terminar con un escuadrón de los mejores soldados que poseía la legión.

Una traidora, o incluso pueden ser más... ya no sé ni qué pensar ¿cuánto tiempo llevarían con nosotros? ¿Habríamos sido compañeros? ¿Qué es lo que quieren? ¿Por qué ahora? Mikasa me contó que Eren y aquella titán habían peleado en el bosque después de la muerte del escuadrón del capitán Levi, pero que nuestro amigo había perdido y la titán se lo había llevado ¿eso querían? ¿A Eren?

— O tal vez nunca, tal vez será para siempre medio idiota. — responde mi amigo, yo ruedo los ojos, no puedo creer que por unos segundos olvidé su extraña enemistad con Eren.

— Hablo en serio, Jean. — le digo llevándome las manos a la cadera. — Hay algo muy raro aquí.

— Lo siento... no podía dejar pasar la oportunidad. — habla en medio de una risa.  — Pero, Ellie ¿qué no es raro en todo esto? Una maldita titán vino, mató a los mejores soldados que tenía la legión de reconocimiento en un abrir y cerrar de ojos y ahora no tenemos que preocuparnos solamente por el acorazado y el colosal sino también por la gritona. — bufa exasperado mientras deja caer su rostro en el hueco que forman sus brazos sobre la mesa. — ¿Y aún así creemos tener oportunidad contra los titanes?

— Yo sé que es difícil ser optimista aquí. — suspiro adolorida, si bien la venda de mi cabeza ha desaparecido, los efectos del golpe aún están presentes, el dolor de cabeza no me abandona realmente. — Pero al menos quisiera saber a quién nos estamos enfrentando ¿sabes?

— Bien, entonces ¿qué se te viene a la mente? — pregunta el castaño.

Me quedo pensando unos segundos, necesito organizar mis ideas de modo que pueda plasmárselas con claridad, pues no es algo fácil, siento la cabeza hecha un lío punzante de pensamientos y teorías deschavetadas enredados entre sí.

— Que puede no ser de la legión, lo que me lleva a creer que hay otro... — no termino de hablar, pues la puerta se abre y dos hombres: uno muy alto y rubio, otro pelinegro y bajo, con cara de querer asesinar a cualquiera que se meta en su camino, entran y nos miran a Jean y a mí con una intensidad que hace que se me baje la sangre a los pies.

— Señor. — habla Jean poniéndose de pie y saludando a nuestros superiores con su mano derecha en el extremo izquierdo de su pecho, imito su acción con torpeza mientras me fuerzo a dejar de verme como si estuviese a punto de mearme encima.

El comandante nos mira por largos segundos, sus ojos azules parecen ver hasta el pensamiento más profundo que hay en mi cabeza y aquello sólo provoca que un escalofrío me recorra el cuerpo.

— Cadetes ¿cuáles son sus nombres? — pregunta con una voz bastante grave.

— Jean Kirschtein, señor. — habla Jean.

About Last Night /  𝐉𝐞𝐚𝐧 𝐊𝐢𝐫𝐬𝐜𝐡𝐭𝐞𝐢𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora