Capítulo treinta y ocho

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TW: Actitudes racistas hacia los personajes, comentarios denigrantes y violencia.

Historia había decidido que debíamos ser buenos anfitriones con los marleyenses que habían llegado, por lo que además de hacer nuestras tareas diarias dentro de las ciudades, también nos dividíamos para servirles comida y atender sus necesidades básicas, parecía una tarea simple, pero la verdad era que, después de dos semanas, todos odiábamos atender a los voluntarios, nos trataban como si fuéramos menos que ellos y la mayoría nos insultaba cuando les servíamos la comida o les llevábamos ropa limpia.

Yelena los había convencido de ayudar con planes y proyectos que ellos llamaban "modernización", querían mejorar el puerto, construir barcos y un tren que pudiera llevarnos de las murallas al puerto en un menor tiempo que el que hacíamos a caballo, todos nosotros estábamos sorprendidos y maravillados con ello, sin embargo, los ingenieros solían tratarnos como idiotas cuando nos explicaban y se negaban a hablar con cualquiera que no fueran el capitán Levi o la comandante Hange.

— ¿Por qué? Explícame por qué tenemos que ser amables con ellos si nos tratan como mierda. — preguntó Sasha mientras acomodábamos los platos en las bandejas para llevarlos al comedor de los voluntarios. — ¡Incluso comen antes que nosotros!

Sonreí y palmeé su hombro a modo de consuelo antes de acomodar la bandeja sobre mi brazo.

— Porque Historia es una buena persona y una buena reina, sabe que necesitamos sus mejoras si queremos una oportunidad defendiéndonos contra el mundo entero. — respondí.

— Acabemos con esto de una vez. — bufó la castaña saliendo de la cocina, yo la seguí.

Bastantes pares de ojos se posaron en nosotras despectivamente, algunos murmuraban cosas, otros simplemente nos hacían gestos, podía escuchar la palabra "demonios" por todos lados. Honestamente, aquellas personas debían de tener una definición muy equivocada de la palabra, pues nosotros habíamos tratado de ser amables y teníamos órdenes estrictas del capitán Levi de no iniciar discusiones con ellos, cosa que aprovechaban para provocarnos.

— ¡Apúrense malditas eldianas! Tenemos hambre. — se escuchó al fondo del comedor.

Encantador. Pensé mientras le lanzaba una mirada a Sasha y ambas nos dividíamos para empezar a servir.

Entregué platos, los recibieron si un sólo gracias y con bastantes insultos y burlas mientras caminaba, trataba de que mi rostro no mostrara la humillación que estaba sintiendo, no quería darles esa satisfacción, no quería que vieran que sus comentarios lograran afectarme, así que entregaba en silencio y me detenía el mínimo tiempo posible en cada mesa.

— Está fría. — se quejó un hombre con bigote castaño y poco cabello.

Lo miré extrañada.

— Lo siento, pero está recién salida de las estufas, no puede estar fría. — respondí.

— Está. Fría. La. Sopa — pronunció pausadamente, haciendo una articulación exagerada de las sílabas. — ¿O es que tu pequeño cerebro no puede procesarlo?

— Señor, la acabamos de sacar de las cazuelas, no puede estar fría...incluso se ve el vapor. — insistí. Toda la mesa estaba prestándome atención, tomé la tela de mi falda entre las manos para tratar de no alzar la voz.

La sopa, de hecho, estaba casi hirviendo, era suficiente para quemar a alguien ¿cómo lo sé? Pues porque el muy idiota me lanzó el plato, un estruendo resonó en el comedor cuando la cerámica se rompió y yo no pude evitar soltar un quejido cuando el líquido caliente tocó la piel de mi cuello.

About Last Night /  𝐉𝐞𝐚𝐧 𝐊𝐢𝐫𝐬𝐜𝐡𝐭𝐞𝐢𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora