Capítulo catorce

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CORREGIDO

Me encuentro sola en la casa, mi abuela fue al mercado a comprar la comida ya que se le hizo tarde para cocinar, mientras tanto, me ocupo de regar su jardín, hay flores muy bonitas y el día está despejado, lo que me hace pensar que es un buen día para ellos. Sin querer, queriendo, giro hacia la muralla, es enorme e interrumpe mi pequeño momento de contemplación. Mi abuelo solía decir que más allá de las murallas no hay demasiado mundo por recorrer. Él fue un cadete en la legión de reconocimiento hacía muchos años, una vez encontré sus diarios y desde ese momento, sé que me decía eso para que jamás me diera curiosidad lo que hay del otro lado.

Suelto una risa.

Ni siquiera salgo de casa ¿Por qué iría a salir de las murallas?

Nuestra casa se encuentra bastante cerca a la muralla que nos separa del mundo exterior. Cuando mi abuelo vivía, siempre salíamos a mirar a la legión de reconocimiento llegar de las expediciones, les ofrecíamos cantimploras con agua, quién mejor que uno de ellos para comprender lo que vivían fuera de las murallas.

A veces todavía lo extraño.

Una sombra se alza en lo alto, extrañada levanto la vista para saber qué es lo que está proyectando tan extraña sombra y casi suelto un grito. Me cuesta procesarlo, tardo demasiado en entender que estoy viendo un enorme titán asomarse por las murallas, su mano se alza, y entonces la demás gente comienza a notarlo también.

Todo es gritos y exclamaciones de sorpresa, yo corro a mi casa y tomo una mochila que tenemos preparada con cosas desde siempre. El piso se sacude y un enorme estruendo me hace pensar que las murallas han caído. Lo siguiente que sé es que me encuentro atrapada en el vestíbulo, debajo de una viga. Mi pierna está atorada, por más que me mueva no puedo sacarla y de pronto empiezo a pensar que me quedaré aquí para siempre.

— ¡AUXILIO! — grito desesperada.

Paso un buen rato intentando salir del lugar, mis manos se astillaron por querer mover las maderas que me tienen encerrada. Grité y pedí por ayuda hasta desgarrarme la garganta, a pesar de que sé que nadie regresará por mí, no quiero dejar sola a mi abuela, necesito saber que ella está bien.

— ¡Ayuda! ¡Alguien! — insisto.

El suelo vuelve a temblar y mi pequeña trampa se sacude por completo, la luz comienza a entrar y mucho antes de comprender que he quedado libre, mis piernas se empiezan a mover para sacarme del lugar mientras llamo a gritos a mi abuela, tropiezo y siento que la cabeza me rebota contra el suelo, me tardo unos segundos en reaccionar, para cuando alzo la vista me quedo petrificada mientras el titán extiende su mano hacía a mí...sé lo que viene, no quiero vivirlo, no quiero que aquello se repita...esto es un sueño, puedo detenerlo.

Estás soñando Ellie, estás soñando, estás soñando...

Alguien me empuja...

No puedo respirar. Es lo único en lo que soy capaz de pensar justo ahora. Respirar es complicadísimo, no sé cómo lo hacemos sin esfuerzo, nunca hemos valorado lo mucho que implica respirar, todo el aire que necesitamos, el mecanismo, la coordinación... santo, es tan poco el aire que este cuarto tiene para ofrecerme, necesito más aire, mucho más aire.

¿De dónde viene el aire? ¿No pueden darme más?

— ¡Ellie! ¡Ellie! ¡Respira Ellie! — aquella voz suena urgente, sé que la conozco ¿alguien me está sacudiendo por los hombros?

Hago un esfuerzo por recordar en dónde me quedé dormida, sé que necesito salir de este estado de pánico antes de que se ponga peor, pero me está costando muchísimo trabajo, mi visión es borrosa, los latidos de mi corazón tan rápidos que siento que mi corazón podría explotar, además... creo que estoy sudando frío.

About Last Night /  𝐉𝐞𝐚𝐧 𝐊𝐢𝐫𝐬𝐜𝐡𝐭𝐞𝐢𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora