Capítulo cuarenta y nueve

601 61 4
                                    

TW ⚠️: Violencia y descripciones gráficas, mención de sangre, los personajes pueden llegar a tener pensamientos algo oscuros.

Me coloqué el arnés, pretendiendo no escuchar la conversación que Louise mantenía con Mikasa, até mi cabello más firmemente y fingí tardarme tiempo de más en las correas de mis muslos mientras esperaba a mi amiga.

— Estoy muy feliz de poder pelear a tu lado, siempre te he admirado y yo...me alegra que nos unamos por una misma causa. — habló la chica emocionada, con una pequeña sonrisa en el rostro.

La pelinegra la miró unos momentos sin decir absolutamente nada, luego dejó la bufanda sobre la mesa doblándola con sumo cuidado y mirándola con una enorme tristeza en los ojos, se me hizo un nudo en la garganta y carraspeé silenciosamente para deshacerlo.

— ¿Dejarás tu bufanda? — habló Louise.

— Si, voy a dejarla. — declaró Mikasa caminando hacia la salida, no miró atrás cuando salí con ella y caminamos para reunirnos con los demás.

Tanto ella como yo íbamos demasiado sumidas en nuestros pensamientos como para hablar entre nosotras, yo no paraba de darle vueltas a la escena que nos encontraríamos cuando saliéramos a la ciudad, pues los temblores nos habían estado sacudiendo un buen rato antes de que Onyakopon nos dejara salir, llegué y me coloqué a un lado de Jean, quien cargaba una buena cantidad de lanzas relámpago que se dividió con Mikasa.

Niccolo se había llevado a la familia de Sasha en cuanto habíamos salido de la celda, prometiéndolos mantenerlos a salvo y tras un asentimiento de cabeza hacia Jean y Connie, tomó el arma que le tendían y se fue.

— Es hora. — declaró Jean después de lanzarme una mirada y enlazar nuestros meñiques fugazmente, nos dirigimos a las escaleras y comenzamos a subirlas, había un chico a la mitad, que nos apuntaba con su arma algo tembloroso.

— ¡Basta! ¡Ustedes no pueden salir! ¡Retrocedan o disparo! — habló.

Jean se adelantó y lo tomó por las solapas de su chaqueta, sacudiéndolo con violencia, no podía ver la mirada que le estaba lanzando, pero por la cara del chico supuse que no era amable.

— ¡Escucha bien pedazo de inútil! Estamos aquí, para ayudar a su querido Eren y protegerlo de Marley, vamos a ayudarles a cumplir con su propósito, si quieres encerrarnos ¡adelante! Pero no jodas después. — le gritó, de un modo tan desesperado que pronto me hizo espabilar ante la situación.

El chico se hizo a un lado y nosotros salimos a la superficie para encontrarnos con un horrible caos.

Por lo más sagrado...esto es una carnicería.

Había cuerpos por todos lados y las calles estaban llenas de sangre, el suelo temblaba con lo que, yo suponía, era una pelea entre Eren y algún titán (o algunos) si Marley estaba aquí, lo más seguro era que Reiner y sus amigos estuviesen cerca.

Aquel pensamiento no me calmaba los nervios, para nada.

— Nuestro trabajo será dar con los más que podamos, sin detenernos a pensar ni un poco ¿de acuerdo? — habló Jean mirándonos a todos. — Si queremos una oportunidad en todo esto, no podemos dudar.

Asentimos.

— No mueran. — concluyó mirándome. — Es una orden.

Yo lo tomé antes de que se separara.

— No te atrevas a dejarme Jean Kirschtein. — pedí, sin importarme lo suplicante que mi tono era. — También es una orden.

— No voy a hacerlo, aún no te he dado el anillo.

About Last Night /  𝐉𝐞𝐚𝐧 𝐊𝐢𝐫𝐬𝐜𝐡𝐭𝐞𝐢𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora