Capítulo cincuenta y tres (Parte 2)

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— Yo le dije a Annie que le quitara el equipo de maniobras a Marco, mientras yo lo sujetaba, ella no quería hacerlo y la obligué porque era nuestro deber, lo dejamos indefenso y no pudo hacer nada contra el titán que se lo comió. — concluyo Reiner.

Dios mío...

Jean estaba tenso, sus puños tan apretados que podía ver lo blanco de sus nudillos, sabía que no tendría caso acercarme e intentar calmarlo, así como también sabía que tal vez necesitaba escuchar todo para por fin empezar a cerrar aquella herida que tanto tiempo lo había acompañado, me hice pequeña en mi lugar y dejé que Reiner siguiera hablando.

— Cuando se lo estaban comiendo volví para mirar y no podía explicarme por qué un titán estaba comiéndoselo... — siguió el rubio. — Incluso le pregunté a Annie y a Berthold qué estaba pasando...

Las manos del castaño seguían tensas sobre su regazo, estaban tan apretadas que tenía la impresión de que ya se había hecho daño en las palmas puesto que Jean no se mordía las uñas como yo, no hasta que estaban lo suficientemente largas. Comprobé mis sospechas al ver que había marcas rojas en sus manos, contuve la necesidad de tomarle la mano, sabía que no haría mucha diferencia ante el enojo que estaba sintiendo.

— Te volviste loco por la culpa, ya basta Reiner. — respondió Jean sin mirarlo a los ojos.

— Me comió la furia y asesiné al titán después, sin importarme que la culpa hubiese sido mía... — habló Reiner con un temblor en la voz.

Era demasiado, incluso yo podía sentirlo, Jean estaba a su límite.

— ¡He dicho que ya basta! — habló más fuerte.

— No pido que me perdonen, especialmente tú Jean, no lo merezco...pero...

— ¡Cierra la puta boca! — soltó, parecía más un gruñido que un grito.

Antes de que pudiera hacer algo para detenerlo, Jean se abalanzó sobre Reiner, cruzando el círculo con una rapidez bastante digna de sus habilidades como soldado, fue impresionante, por unos segundos, hasta que Reiner no se defendió para nada y dejó que el castaño lo golpeara con todas sus fuerzas, podía ver la sangre salpicando y entonces, mi corazón comenzó a acelerarse al pensar en que Jean pudiese matar a Reiner.

— ¡Jean! — grité intentando acercarme a sabiendas de que no ayudaría mucho.

— ¡Hey! ¡Hey! Basta ya... — habló Connie mientras se acercaba con Armin para detener a Jean por los brazos, sin embargo, él seguía en su trance de rabia, lanzándole patadas a Reiner aún con un enojo ciego

— ¡Jean! — llamó Hange.

Una figura se atravesó entre él y Reiner, no tuve tiempo de registrar quien era hasta que escuché el quejido, que pareció llamar la atención de todos en nuestro peculiar campamento.

— ¡Gabi! — gritó Falco corriendo hasta su amiga, quien se sostenía el estómago y respiraba con dificultad, aún así se aferraba al cuerpo de Reiner, ahora sabía que era su primo, con determinación.

Jean pareció por fin entrar en razón, miraba a Gabi con horror en los ojos, me llevé las manos a la boca con preocupación, la atmósfera se estaba tensando con rapidez y de pronto sentía que en cualquier momento nos lanzaríamos a la yugular del otro. No tendría oportunidad contra ninguno de ellos...menos con un titán de su lado.

— ¡Lo sentimos! ¡De verdad lo sentimos! Somos monstruos y no lo entendía hasta que llegué aquí, sé que maté a su amiga y no merezco su perdón, que Marley los ha torturado durante todas sus vidas pero nadie más merece morir, no quiero otra masacre, no quiero que más personas mueran por nuestra culpa...— lloró la niña mirando a Jean directamente a los ojos.

About Last Night /  𝐉𝐞𝐚𝐧 𝐊𝐢𝐫𝐬𝐜𝐡𝐭𝐞𝐢𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora