Capítulo veintiocho

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— Mikasa, enserio no creo que sea buena idea. — le dije nerviosa.

La pelinegra no me escuchó y siguió alentando a Historia para golpear al capitán Levi.

Nuestra hazaña para vencer al enorme y amorfo titán en el que se había convertido el padre de Historia había servido también para que la rubia se ganara el cariño y respeto del pueblo pues había sido ella quien dio el golpe final.

Ahora nuestra pequeña amiga Historia Reiss era la reina de las murallas y nosotros estábamos total y completamente a su servicio, lo que decía que el capitán Levi NO podía decirle nada por darle un golpe.

Pero a nosotros sí.

Por lo que trataba de convencer a Mikasa de que pensara más allá de su usual coraje con el capitán de nuestro escuadrón y a Historia de que no necesitaba probarle a nadie absolutamente nada, sin embargo, ninguna de las dos cedía ante mis ridículas súplicas.

Por Dios Ellie, mataste a un hombre y ¿le tienes miedo a una paliza?

Bueno, cuando el hombre más fuerte de la humanidad sería el proveedor de dicha paliza...si, aquello hacía temblar cada parte de mi cuerpo hasta lo más profundo de mí.

— ¿Qué sucede? ¿Por qué parece que Ellie acaba de ver un fantasma? — preguntó Sasha una vez que llegó hasta nosotras junto con los demás.

Intenté explicarle pero justo en ese momento, Historia divisó al capitán al otro lado del pasillo y caminó hacia él con paso decidido con la pelinegra pisándole los talones.

— ¿Qué está haciendo nuestra pequeña reina? ¿Y por qué Mikasa tiene rostro de asesina? — inquirió Connie mientras seguíamos a nuestras amigas.

— Porque Mikasa le metió la idea de golpear al capitán Levi con toda su majestuosa autoridad. — respondí yo.

Todos me miraron aterrados y de pronto intentaban convencer a Historia de que aquello no era buena idea, sin mucho éxito pues la rubia ya se había decidido, en cuanto nos encontramos de frente con el capitán, la rubia soltó algo parecido a un grito de guerra y le soltó un puñetazo en el hombro, el sujeto a penas y se inmutó pero yo sentí que estaba a punto de sufrir un ataque pues mi corazón dio un vuelco gigante dentro de mi pecho.

Entonces el capitán sonrió y nos miró de una manera distinta, parecía haber calidez en aquellos ojos oscuros.

— Gracias chicos. — dijo por fin.

Seguramente había muerto, el tipo nos había dado una paliza tan fuerte que habíamos muerto o estaba sufriendo serias alucinaciones porque mis ojos no daban crédito a lo que estábamos presenciando. Busqué la mano de Jean y al encontrarla pude notar que el también buscaba algo a lo que aferrarse después de ese extraño momento.

Finalmente, el capitán se disculpó y se retiró, al igual que Historia puesto que había demasiados asuntos pendientes que necesitaban una resolución inmediata, nosotros nos quedamos ahí, vistiendo nuestros formales uniformes, aún atónitos por lo que acabábamos de presenciar.

***

Teníamos el día libre, después de la ceremonia de coronación de Historia, habíamos conseguido por fin un descanso después de días de llenar y narrar reportes de todo lo que había pasado durante el golpe de estado, yo me sentía exhausta debido a los pésimos hábitos de cuidado personal que estábamos teniendo últimamente, por lo que mis ojos se sentían terriblemente pesados mientras mi cabeza se encontraba cómodamente recargada en el hombro de Jean.

Estábamos sentados debajo de un árbol, no tan alejados del cuartel de la Legión, era la primera vez en la semana que conseguíamos tiempo a solas, él se encontraba leyendo una carta de su madre mientras yo me peleaba con el sueño.

About Last Night /  𝐉𝐞𝐚𝐧 𝐊𝐢𝐫𝐬𝐜𝐡𝐭𝐞𝐢𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora