El final se acerca. Sucede algo inesperado gracias a lo que Jaz tendrá que hacer un cambio de planes y luchar por escapar de esa situación, pero finalmente logra encontrar a sus amigos y la caza de Horrocruxes comienza.
Jaz tendrá que superar prue...
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—¡Esperen, chicos! —susurró Hermione.
—¿Qué pasa? —preguntó Jaz.
Se encontraban a la altura de la tumba del Abbott desconocido.
—Ahí hay alguien. Alguien nos está mirando. Allí, detrás de esos arbustos.
Se quedaron quietos, abrazados, escrutando los densos y negros límites del cementerio. Pero Jaz no veía nada.
—¿Estás segura? —preguntó Harry.
—Vi moverse algo, juro que lo... —Hermione se separó de ellos para tener libre el brazo de la varita.
—Tenemos aspecto de muggles —le recordó Harry.
—¡Sí, de unos muggles que acaban de dejar flores en la tumba de tus padres! ¡Estoy segura de que hay alguien, Harry!
A Jaz le vino a la memoria el libro Historia de la magia; se suponía que en ese cementerio había fantasmas. ¿Y si...? Pero entonces oyó un susurro y percibió un pequeño remolino de nieve que se desplazaba en el arbusto que Hermione había señalado. Los fantasmas no movían la nieve...
—Debe ser un gato —comentó Harry— o un pájaro. Si fuera un mortífago ya estaríamos muertos. Pero salgamos de aquí y volvamos a ponernos la capa.
Miraron hacia atrás varias veces mientras salían del cementerio. Jaz tenía mucho miedo, pero Harry la abrazaba con fuerza y eso la reconfortaba un poco.
Se alegró cuando llegaron a la cancela y pisaron la resbaladiza acera; entonces se taparon con la capa invisible.
El pub estaba más lleno que antes, y en su interior un coro de voces cantaba el mismo villancico que habían oído cuando se acercaron a la iglesia.
—Vamos por aquí —murmuró Hermione y arrastró a los chicos por una oscura calle por la que se salía del pueblo.
Jaz distinguió el punto donde terminaban las casitas y el camino se perdía de nuevo en los campos, así que anduvieron tan rápido como les fue posible, pasando por delante de varias ventanas en las que destellaban luces multicolores.
—¿Cómo vamos a encontrar la casa de Bathilda? —preguntó Hermione, que temblaba ligeramente y no paraba de mirar hacia atrás—. ¡Jaz! ¿Ustedes qué opinan? ¡Harry!
—¿Qué pasa, Harry? —le preguntó Jaz con preocupación.
Pero él no estaba prestándole atención, concentrado en la oscura edificación que se alzaba al final de la hilera de casas. A continuación echó a correr aún con Jaz en sus brazos y tirando de Hermione, que resbaló un poco en el hielo.
—Harry..
—Miren. Mírenla.
—¿De qué hablas? —preguntó Jaz, y miró hacia donde estaba mirando el chico—. ¡Oh..!
