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꫞🦋welcome to...
╰┈MÁS SOLA QUE NUNCA┉╮

Jaz estaba recostada en la cama sin expresión alguna en su rostro, muy aburrida

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Jaz estaba recostada en la cama sin expresión alguna en su rostro, muy aburrida. Nunca había pensado que viviría sola a tan temprana edad, porque tenía tan solo diecisiete años y de hecho ni siquiera había terminado sus estudios. Las palabras de su hermano resonaban en su cabeza como una música que no le gustaba y la llenaba de una amargura, como si fuera un gas tóxico que se extendía por todo su cuerpo y corría por sus venas. «No puedes vivir conmigo; no es seguro. Tendrás que irte a Grimmauld Place hasta que todo mejore».

Le dijo eso en la estación de King's Cross, cuando fue a buscarla después de su salida de Hogwarts, y Jaz buscó el apoyo de Sirius y el de Harry, pero los dos estaban de acuerdo con Sebastian, pues querían que la chica estuviera segura. Jaz se vio obligada a obedecer, y lo peor fue cuando informaron a la Orden del Fénix de la decisión.

Ojoloco Moody se había encargado inmediatamente de instalar más sistemas de seguridad para agregar a los que la casa ya tenía, con el fin de que Jaz pudiera vivir tranquilamente en ella, siendo inmune a amenazas como los mortífagos y lord Voldemort. Sin embargo, también sin que pudiera escaparse, porque según Ojoloco ella era una adolescente problemática. Sebastian y Sirius se preocupaban de proveerla de alimentos a diario y de utensilios que la chica podría llegar a necesitar en su estadía en la casa Black... Aunque Jaz se engañaba creyendo que ellos eran los que le dejaban comida en la puerta, porque en realidad no tenía idea.

—No me dejes sola —le suplicó Jaz a Harry cuando la fueron a dejar a Grimmauld Place. Abrazó al chico por la cintura, muy frustrada—. Por favor, Harry. Es que me voy a aburrir mucho.

—Debo ir con los Dursley —repuso Harry con amargura, acariciando la espalda de la chica—. Juro que me hubiese encantado quedarme contigo, hermosa... Pero ya sabes lo que pasa.

Jaz miró a Sirius y a Sebastian, poniendo ojos de cachorrito. Ninguno se inmutó.

—Es por tu bien —insistió su hermano.

—Te amamos, Jaz, queremos que estés a salvo —dijo Sirius con una mirada de lástima—. Nos veremos luego.

Jaz optó por ponerle la misma cara a Harry, que respiró hondo.

—Debemos irnos —dijo.

Jaz frunció el ceño, molesta. Cuando Harry intentó besarla, ella se alejó de un tirón y les cerró la puerta a los tres en la cara. A continuación, se desparramó en el primer sillón que encontró y rompió a llorar. 

Y así era. Ahora la chica vivía en la casa de sus abuelos con Bob y Kreacher.

Se podría decir que ninguno de los dos era tan buena compañía como lo sería algún humano. Esto era evidente, dado que Bob era solo un cachorrito que lo único que hacía era dormir, comer y ladrarle a los ratones, aunque era de muy buena ayuda para que Jaz no se aburriera.

Jazlyn Ramsay y los HorrocruxesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora