El final se acerca. Sucede algo inesperado gracias a lo que Jaz tendrá que hacer un cambio de planes y luchar por escapar de esa situación, pero finalmente logra encontrar a sus amigos y la caza de Horrocruxes comienza.
Jaz tendrá que superar prue...
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Cuando despertó al día siguiente, Jaz tardó unos segundos en recordar qué había pasado. Entonces abrigó la infantil esperanza de que todo hubiera sido un mal sueño. Sin embargo, sólo tuvo que volver la cabeza sobre el cuerpo de Harry para comprobar que la cama de Ron estaba vacía. Esa cama atraía su mirada como si fuera un cadáver, así que se levantó, con mucho cuidado para no despertar a su novio. Hermione, que ya estaba atareada en la cocina, no le dio los buenos días, y cuando pasó por su lado, ella miró en otra dirección.
Jaz seguía muy triste y afectada, con las palabras de Ron rondando en su cabeza mientras se lavaba y se vestía, como una música desagradable que su cerebro reproducía por sí solo.
Desayunaron en silencio. Hermione tenía los ojos hinchados y enrojecidos. Después recogieron sus cosas, ella con gran parsimonia, como queriendo retrasar al máximo la partida. Jaz adivinó por qué: esperaba que Ron apareciera de la nada. Cada vez que Jaz miraba alrededor y no veía nada más que árboles azotados por la lluvia, la rabia que hervía en su interior se incrementaba. No podía quitarse de la cabeza las palabras de Ron, y, con los ojos llenos de lágrimas, continuaba recogiendo sus cosas.
El nivel del río de aguas turbias subía rápidamente y en breve inundaría la orilla donde tenían la tienda. Tardaron una hora más de lo habitual en levantar el campamento, pero, por fin, Hermione ya no encontró más pretextos para retrasar la partida. Así pues, se tomaron de la mano y se desaparecieron, trasladándose a una colina azotada por el viento.
Nada más llegar allí, Hermione se alejó y acabó sentándose en una gran roca, cabizbaja; Jaz se dio cuenta de que estaba llorando. Mientras la observaba, supuso que debía ir a consolarla, pero algo la mantenía clavada en el suelo, porque sabía que no podía decirle nada que lo hiciera. Se sentía tensa, y continuamente recordaba la expresión de desprecio y las palabras de Ron. Harry echó a andar por el brezal a grandes zancadas, describiendo un círculo alrededor de la consternada Hermione y realizando los hechizos de protección que normalmente hacía ella. Jaz aprovechó el tiempo para desempacar la tienda y montarla con un movimiento de varita.
Hermione entró a la tienda seguida de Harry después de acabar, por lo que Jaz se sentó en una gran piedra y se puso a llorar con la cabeza apoyada entre las manos, haciendo girar el guardapelo que palpitaba en su pecho con los dedos.
«Eres un puto monstruo...» «Tus padres son unos sucios criminales de mierda...» «Creía que sabían lo que hacían...» Seguía escuchando las palabras de Ron como si él estuviese gritándole en ese mismo instante.
Sin embargo, no podía dejar de preocuparse por su amigo. ¿Estaría bien? ¿Qué pasaba si lo atrapaban los mortífagos y le hacían daño? ¿Y si no lograba llegar a casa con vida...?
—No llores más —le susurró Harry con voz suave, sentándose junto a ella.
Jaz se cubrió la cara con las manos y se deslizó hacia el lado, alejándose de él. Harry la miró muy extrañado, pero luego asintió con la cabeza.
