Claire Grace
Abrí los ojos de repente para encontrarme con un oscuro cielo estrellado. No podía distinguir ni una constelación con mi vista borrosa, aún así era innegable que la noche estaba para admirarla por horas. Había un pacífico silencio rodeándome, era tan fuerte que podía escuchar el viento soplar sobre mí, refrescando mi cuerpo y provocándome cierto frío. Me sentía plena y mi respiración se mantenía lenta y suave.
Percibí una extraña textura bajo mis manos, eran como gránulos diminutos de algo, incluso podía sostener puñados de aquello en mis palmas. Lo sostenía con cuidado entre mis dedos, rodándolo levemente contra mi piel, así intentando de descifrar de qué se trataba.
Al cabo de un rato sin poder llegar a una conclusión, me rendí de pretender que quería realmente adivinar, entonces tomé una profunda respiración, resignada a descubrirlo. Cuando el aire cruzó por mi nariz, pude percibirlo al instante; olía a sal.
Olía a sal.
Me senté de golpe, al notar tan distintiva esencia. Era inevitable darme cuenta de ello, pues sólo una vez en toda mi vida había estado en un lugar el cual su puro perfume fuera sal. Sin poder detenerlo, mi cabeza comenzó a dar vueltas, mareada por el movimiento tan bruscamente repentino, casi que me tambaleaba, aún estando en el suelo, tanto que sentía que me iba para atrás nuevamente, sin embargo eso sólo era el malestar pasajero. Luego de unos largos segundos con los ojos cerrados para poder estabilizarme, miré a mi alrededor, cuestionándome si estaba loca o si al menos me había equivocado, aunque ninguno de esos era el caso. Estaba perfectamente consiente y estaba en lo correcto. Eso sí, no había absolutamente nadie. Justo como la última vez, no había más que esa playa solitaria en Unitum.
Hacía demasiado tiempo que no estaba aquí, tanto que casi olvidaba lo cristalinas que eran sus aguas, las cuales siempre se encontraban tranquilas, con olas venideras que apenas y chocaban contra la costa. Realmente el agua en esta playa llegaba hasta su blanca arena en una caricia dulce. Era impresionante la manera en la que el suelo seguía viéndose claro, aún cuando el líquido salado del mar lo bañaba en cada encuentro.
La vegetación por otro lado, seguía igual de frondosa, con cantidad infinita de flores silvestres de colores brillantes que bailaban al son del viento, este aún silbaba entre sus ráfagas frescas, cosa que me recordaba que la primavera apenas estaba comenzando.
Debía admitir que este era un lugar precioso a la vista, me encantaría tener la oportunidad de venir más seguido, aunque eso es imposible, si es que quiero mantenerme a salvo.
Ahora, la verdadera pregunta es, ¿Cómo llegué aquí?
Yo no me atrevía a venir, no porque yo misma me lo había prohibido estrictamente para evitar ponerme en peligro, era más que nada por el hecho de que me daba mucho miedo. Así que no tenía ni la más mínima idea de qué hacía aquí o cómo llegué a este lugar. Sin embargo, no me pensaba quedar a que el miedo me consumiera, yo debía salir de la isla.
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La Unión {Elementales III}
FantasyLos rumores cuentan que después de tan solo un año y ocho meses de gobernar, la reina podría estar considerando la idea de abdicar. No era secreto para nadie en la corte, que su majestad estaba totalmente devastada luego de la muerte del rey, pues s...