Capítulo 21

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Austin Grace

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Austin Grace

Hoy ha sido un día lleno de emociones, tanto positivas, como negativas. Hemos hablado mucho de las cosas que queremos para nuestras vidas. Hemos expresado tanto.

La noche aún no ha caído, pero no falta demasiado para que el sol se ponga. Es momento de irme, yo no conozco esa isla y aunque mi hermano y mi cuñado la han explorado en su mayoría, yo sólo he ido una vez. No sé si sus instrucciones para adentrarme ahí me sean suficiente.

Me voy acomodando bien la banda donde llevo mi espada mientras bajo las escaleras principales del castillo, poco después escucho pasos detrás de mí.

—Austin —la voz de Julian llama mi atención, haciéndome detenerme y girarme para verlo acercándose a mí—. Tengo que advertirte algo antes de que vayas con ellos.

Le hice una seña con las manos, indicándole que continuara.

—Por sobre todas las cosas, tienes que mantener la calma  —el Elemental mantuvo una expresión seria, incluso podría decir que rayaba en lo molesta—. Por más que te provoquen, intenta no contraatacar de ninguna manera.

—¿Hay algo que quieras contarme? —cuestiono con cuidado—, ¿Por qué me dices esto?

—Es sólo que... —mi cuñado hace una pausa, como si dudara en decir lo que cruza por su mente—, ellos están dolidos por el hecho de que los traicionaste, harán y dirán lo que sea para lastimarte a ti de alguna manera. Por eso te pido que no los ataques, por favor. De por sí ellos tienen sus razones para hacernos daño a cada uno de nosotros, si haces algo, podríamos enfrentarnos a terribles consecuencias.

Él tiene razón, nosotros somos de naturaleza vengativa, nos encanta hacerles daño a las personas que nos han lastimado y lo hacemos de cualquier manera que tengamos oportunidad.

Me piden verlos, como un movimiento que promueve la armonía para ofrecerme un trato, el cual sea el que sea, no tengo pensado aceptar. El punto es que ellos me tienen rabia por pasarme a este bando, están ardidos porque adoro a mi hermana, porque la protejo y apoyo, les duele que sea parte de mi familia, además saben que no estoy dispuesto a hacer algo en contra de los que amo, entonces no estamos en calma.

Los Cuatro sólo me están llevando a su terreno, uno en el que quedo desprotegido, uno que ellos conocen, uno manejan en su totalidad. En esa isla estaré en desventaja, y si quiero sobrevivir, debo llevar la fiesta en paz.

—Bien —asiento una vez, asegurándole que puede estar tranquilo por ello—. No dejaré que me provoquen, no los atacaré, pero no dejaré que se salgan con la suya, eso lo prometo.

—De acuerdo —el canciller se acerca a darme un corto abrazo, seguido me hace mirarlo—. Y cuídate, no estoy dispuesto a perder a otro de los nuestros.

—Relájate, no dejaré que les des más malas noticias a mis hermanos —establezco con seguridad—. Volveré pronto y en una pieza, tengo una mujer a la que desposar, una reina a la que ver triunfar, un sobrino al que malcriar y un pequeño príncipe rubio al que aún me tengo que ganar.

La Unión {Elementales III}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora