Los rumores cuentan que después de tan solo un año y ocho meses de gobernar, la reina podría estar considerando la idea de abdicar.
No era secreto para nadie en la corte, que su majestad estaba totalmente devastada luego de la muerte del rey, pues s...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Julian Parker
La fiesta ha sido todo un éxito, cosa que me alegra en sobremanera. Necesitábamos algo como esto después de la mala racha que todos tuvimos, tanto por las amenazas de Aurora, como por las de Daniel Villarroya.
Pero ya anhelaba estar en un lugar a solas con Cass. A pesar de que la boda era preciosa, quería estar en un lugar más tranquilo y privado. Mi prometido y yo llevábamos un rato sentados en mi oficina. La verdad es que deseaba poder estar alejado un poco del trabajo esta noche, es por eso que no me había acercado ni un poco a mi escritorio.
El príncipe y yo estábamos tomándonos una copa de vino, y la pasábamos genuinamente bien. A veces siento que son cosas para las que debo sacar el tiempo un poco más seguido, pues es algo que sin dudas, ambos disfrutamos mucho.
—Extrañaba esto —admito luego de estar callados por un rato—, hace mucho que no me detenía a tomarme algo contigo, hablar de tonterías y reírnos como idiotas por todo.
—A mí también me hacía falta —dice con una sonrisa dulce, esa que siempre hace que me derrita—. Me gustaría que fuera más frecuente, si es que te soy sincero —eso lo soltó con cuidado, tratando de no incomodarme, aunque realmente me encantó que lo expresara, así que le pedí que siguiera—. Mira, sé que el trabajo es muy importante, que literalmente necesitas firmar absolutamente todos los documentos para que los movimientos políticos se lleven a cabo, pero de verdad me encantaría que cuando seamos esposos tengas un poco más de tiempo para mí... para nosotros.
Acerqué mi mano para acariciar con docilidad su mejilla, haciendo que cerrara los ojos para disfrutar de mi tacto. He notado que últimamente lo busca mucho, y no me refiero a una manera sexual, sino que simplemente busca el contacto de mi piel.
Me ha estado tomando mucho de la mano para caminar, me abraza para dormir y siempre disfruta cada pequeña caricia como si fuera la última.
Me encanta verlo así de cariñoso, pero él no es tanto de tacto. Nunca lo ha sido, sin embargo, en los últimos días parece adorarlo.
—Lo siento, corazón —susurro con calma—, lamento no tener tiempo, de verdad lo mereces —sonreí cuando lo vi abrir los ojos despacio, él hizo el mismo gesto antes de acercarse a besarme rápidamente con su característica ternura—. ¿Esto tiene que ver con el apego que tienes desde hace días?
No pude evitar preguntarlo, pues realmente me daba mucha curiosidad saber de dónde venía todo eso.
—Un poco —confiesa por lo bajo—. No voy a negar que te siento algo lejos, y sé que no es nada serio, entiendo que el trabajo te mantiene ocupado, pero... —soltó un risita tonta, que me hace ver que el alcohol ha comenzado a hacer algo de efecto en él—, llevamos casi dos semanas sin tener sexo. Llegas muy cansado en las noches, sólo me das un beso y te acuestas a descansar. Ahora yo te abrazo para dormir, en vez de al revés como solías hacerlo y...
