Claire Grace
Dejé a Austin hablando solo, no pensaba seguir escuchándolo decir esas cosas. Entiendo que él sea más despegado de los sentimientos y las personas en general. Si él ha superado el duelo por su amigo, bien por él, pero Eloy es mi esposo, una parte de mí y el padre de mi hijo; un año no me es suficiente para dejar el luto.
Me trasladé a un espacio abierto dentro del castillo, aún así, este estaba lleno de personas corriendo de aquí para allá, moviendo cosas de un lugar a otro. Las guirnaldas de papel estaban siendo colgadas por los techos, paredes y columnas que se alzaban por sobre mi cabeza. Algunas telas acompañaban el resto de decoraciones, agregándole elegancia a la vista.
Me agaché un poco para bajar a Eliah al suelo. Él, con esa energía que lo rebosa, y siendo niño al fin, comenzó a correr, alejándose de mí.
—No, no, no, ¿Adónde vas, amor? —agarré mi falda para levantarla ligeramente antes de seguirlo. El bebé entró a la sala del trono que es donde se va a celebrar el baile por su cumpleaños. En esta sala habían aún más personas que fuera de esta, haciendo del ambiente uno mucho más pesado.
Según mi pequeño príncipe se iba haciendo paso en el sitio, todos se apartaban de donde él se encontraba al instante, permitiéndole correr libremente por el lugar. No sé si soy demasiado paranoica, pero nadie podía acercarse a Eliah si no tenía mi permiso previo.
Era una norma que había impuesto en el castillo. Cada sirviente, cada doncella, cada guardia, cada una de las personas que trabajaban aquí sabía que tenían totalmente prohibido acercarse a mi hijo a menos que yo se los permitiera en el momento.
No es que no confiara en ellos, pero tampoco lo hacía y nadie podía culparme por ello, tacharme de exagerada, mucho menos que estaba loca. Soy la reina e Eliah mi heredero, debía temer por la vida de ambos, especialmente por la de mi bebé, pensando en que hasta que no tuviera dieciséis, cualquier cosa podría pasarle.
No estaba dispuesta a dejar que cualquier cosa le pasara, primero tendrían que matarme y yo daré la peor batalla si por mi hijo debo hacerlo. Además era válido mencionar que yo no estaba acostumbrada a perder, no nací para ello.
Es mi deber. Es mi responsabilidad hacer lo posible por que mi hijo esté bien y para ser sincera, es lo único que me importa. El reino podrá caerse a pedazos, pero si tengo que dejar que se destruya para que Eliah se encuentre bien, así será.
Luego de correr tras de él casi por medio salón, lo alcancé, entonces lo tomé por la cintura, deteniéndolo de seguir avanzando más, porque vaya que corría rápido para apenas cumplir un año, agregando cómo mis tacones eran considerablemente altos, más mi vestido largo el cuál me esforzaba por no pisar para no caer de cara al suelo, por eso se me hizo un tanto complicado alcanzarlo en seguida.
Me agaché para estar a su altura mientras lo giraba para así verlo de frente. Le hice cosquillas y cuando comenzó a reír, no puedo evitar hacerlo yo también. Era la risa más tierna que había escuchado en mi vida, siempre me derretía el corazón escuchar cómo expresaba su alegría.
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La Unión {Elementales III}
FantasíaLos rumores cuentan que después de tan solo un año y ocho meses de gobernar, la reina podría estar considerando la idea de abdicar. No era secreto para nadie en la corte, que su majestad estaba totalmente devastada luego de la muerte del rey, pues s...