Baby, I like the way you move

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La música urbana resonante del local inundó sus oídos. Suspirando, se adentró en aquella discoteca, escuchando inmediatamente canciones reconocidas de ese mismo género, distintos artistas se escuchaban entre mezclados junto a las bases en la mesa que el DJ manejaba en la altura. Si bien para su profesión y edad no era común tener conocimiento de aquellas canciones de moda en la actualidad, no podía evitarlo, ese aire juvenil y sus andadas de antaño seguían vivas en su piel.

Tratando de mimetizarse con el lugar, se hizo paso entre la multitud hasta la barra del lugar para pedir un Vodka, su bebida favorita. Dando un primer sorbo y disfrutando del amargo líquido ardiendo en su garganta, barrió el lugar con la mirada en busca de su amigo al cual encontró conversando con otro grupo de hombres que reconoció como sus compañeros de oficio. Con vaso en mano se encaminó hacia ese grupo sentado en una de las esquinas de la barra.

- Joder macho, ¡Volkov! ¡Casi creí que no vendrías, hombre! - Exclamó el barbas saludando en un medio abrazo al ruso que girando los ojos hizo una mueca mientras era bienvenido por sus otros compañeros de trabajo.

- Cómo no voy a venir si prácticamente me has amenazado con decirle al jefe de mi falta. - Se quejó.

Era la fiesta de cumpleaños de uno de sus superiores en el CNP, miró hacia donde sus compañeros entre risas habían señalado observando a lo lejos en una mesa apartada a Jack Conway junto a varias acompañantes y lo que él reconoció como alumnas. Rodó los ojos, un mínimo de respeto podrían tenerse esas jóvenes.

A sabiendas de lo rápido que su superior se ofendía, había llegado al local alquilado por el festejado con motivo de brindar sus saludos, tomar un par de tragos y retirarse a su departamento. Más al parecer no iba a ser posible, el hombre se veía tan bien acompañado y enfrascado en su burbuja que dudó mucho si poder acercarse sin que este lo hiciera quedarse en ese entorno. Mejor prevenir, al menos tendrá testigos de que estuvo presente.

Continuó la charla e intercambio de copas con sus amigos, las horas pasaron y las copas corrieron haciendo efecto en los presentes. Distraído y desinteresado de lo que sea que estuviesen hablando ahora, guió su vista hacia la pista de baile, "Diva virtual" había empezado a sonar por las bocinas del local, el piso temblaba por lo fuerte de la música y el movimiento de la gente presente al danzar los unos contra los otros, muchos de ellos pasando las barreras del baile hasta convertir sus pasos en roces completamente sexuales. A este punto de la noche no le sorprendía en lo absoluto, muchos habían invitado a amigos, parejas y demás por la barra gratis.

En su juventud él mismo solía ser parte de ese tipo de escenas, la cantidad de cuerpos de hombres y mujeres que pasaron por su toque era de locos. Ahora, a sus casi cuarenta años, últimamente ni siquiera le alcanzaba el tiempo de tener un polvo fugaz. Jack siempre le decía que buscara algo estable, alguien con quién pudiese tener algo sólido y formar un hogar. Al principio le resultaba cómico que el hombre dijera tales cosas puesto que sus estilos de vida eran muy similares, pero cuando se enteró de que este tenía su propia pareja esperándolo en casa, comenzó a cuestionarse aquello con más frecuencia de la que le gustaría admitir.

No era su culpa que le pareciera una idea alocada el tener una pareja fija, desde joven siempre había sido un picaflor. No tenía favoritismos referentes a lo que hombres o mujeres se referían. Durante su vida no habían sido muchas las veces en las que alguien llamara lo suficiente la atención como para desearlo con todas sus fuerzas, a este punto, tendría que ser alguien verdaderamente deslumbrante como para llamar su atención.

Justamente como aquella esmeralda moviéndose en la pista de baile.

Resplandeciente y sensual, aquel jóven de cresta moviéndose al ritmo de la música lo hizo abrir bien sus zafiros en busca de enfocar su vista para poder verlo a mejor detalle. Moviendo sus caderas y destacando entre las más brillantes estrellas hasta entre las personas más hermosas del planeta. Llevaba puesto un top negro que ocultaba sus voluptuosos pectorales, cubierto de una malla de red manga larga; mas lo que llamó más su atención fueron aquellos shorts jeans rasgados en la zona de esos firmes glúteos que rebotaban obscenamente ante los movimientos pélvicos que realizaba el moreno.

VOLKACIO SONGSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora