PRIDE

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"La gente me señala
Me apuntan con el dedo
Susurra a mis espaldas
Y a mi me importa un bledo
Que más me da
Si soy distinta a ellos
No soy de nadie
No tengo dueño"

Cantaba suavemente a comparación del alto volumen de la melodía que sonaba por la habitación. Animado y meciéndose sentado al ritmo de la música continuó aplicando los últimos detalles a su maquillaje mientras esperaba que la máscara aplicada recientemente, secara. Repasó sus labios con un gloss para resaltar sus gruesos labios, había optado por uno de un tono natural debido a que sus sombras iban a ser los protagonistas.

"Quizá la culpa es mía
Por no seguir la norma
Ya es demasiado tarde
Para cambiar ahora
Me mantendré
Firme en mis convicciones
Reportare mis posiciones"

Se paró satisfecho con el resultado y caminó hasta su closet, ahí de uno de los cajones sacó una bolsa que no dudó en destrozar para revelar el contenido. Un casco amarillo con el número sesenta y nueve le dió la bienvenida a lo que sería su outfit del día, se lo puso emocionado frente al espejo de cuerpo completo que tenía cerca y cubrió su pecho desnudo con la chaqueta, dejando a un lado los pantalones. En vez de eso, cambió sus boxers por una ropa interior más fina y encima unos shorts de tonalidades moradas, celestes y dibujos de palmeras que se amoldaban a sus caderas y resaltaban increíblemente sus bien formado trasero. Sonrió complacido por la imagen que le daba su reflejo, estaba muy orgulloso haber llegado a este punto de su vida donde podía mostrarse tal cual es, amarse a sí mismo y ser amado; así que una vez listo, salió cauteloso de la habitación con traviesas intenciones.

— ¡Cuerpo de Bomberos! ¡A ver esa manguera! — Gritó apareciendo en la sala de estar, asustando a sus mascotas y al hombre que se encontraba concentrado en su lectura hasta hacía unos segundos.

— ¡Blyat, Horacio! — Maldijo el ruso incorporándose del mueble con la mano en el pecho. Tomó una respiración y se acercó ya más calmado al moreno que retorcía de la risa. — ¿Dónde conseguiste ese uniforme?

— En una tienda de disfraces ¡dah! — Enfatizó lo obvio. Giró modelando el uniforme amarillo con franjas fosforescentes que le quedaban un poco más arriba del muslo, lo suficiente para que se apreciaran sus fuertes y bien formadas piernas.

— Te ves hermoso.

— ¿Solo hermoso? ¿Qué no te parece... sexy? — ronroneó apegándose al más alto, acariciando su pecho.

El ruso rió a la par que lo tomaba de la cintura e iniciaba un beso cargado de intensidad. Curioso, fue bajando sus manos, calentándose por la respiración pesada de su pareja ocasionada por la falta de oxígeno, y levantó el filo del traje, bufando luego con decepción sobre los labios ajenos al toparse con la tela del short.

— Si llevo algo debajo, Vik — rió tomando distancias de sus rostros.

— No, si yo no dije nada al respecto— Murmuró el ruso sonrojándose al ser descubiertas sus intenciones.

— Lo que digas rusky — Cedió. — Bueno va, que tengo que irme, ya voy tarde.

— Quédate un rato más — Pidió el peligris escondiendo su rostro en el cuello del chico, repartiendo besos y suaves mordidas que hicieron estremecer al más bajo.

Horacio, siendo ese su punto débil se dejó hacer y dió más espacio al ruso para que continuara con su faena. Pronto ambos hombres habían retrocedido hasta dar con una pared. El agente chupaba y lamía la piel desnuda, bajando hacia las clavículas y subiendo hasta llegar a la oreja, donde jugaba con el lóbulo lamiendo y jalando el cartílago con la punta de sus dientes. Siguió así hasta que tuvo al cresta bien dispuesto, dejando que abriera el uniforme y pasara sus manos por todo su pecho y abdomen.

VOLKACIO SONGSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora