15. Un par de despechadas

1K 90 103
                                    

Viajar en auto con mamá es una completa tortura. Ella siempre, sin importar quien se encuentre, pone a todo volumen sus canciones de mujeres despechadas cantándoles a hombres que las dejaron. Es verdaderamente deprimente e irritante. Es tanto así que preferiría una y mil veces escuchar los aullidos de perro que según Lian es música.

Y ahí está otra vez.

Me había prometido a mi misma no volver a recordar a ese horrible ser. Sí, me refiero a Lian. Pero este de una forma u otra siempre encuentra la manera de colarse en mis pensamientos y perturbarlos. Lo encuentro hasta en la sopa.

No me gusta admitirlo, pero Lian ya se ha vuelto una parte importante de mi vida. Pero claro está que no de una forma buena, es más bien como cuando vez una película de terror que te trauma y que por más que trates de superarla y olvidarla no te deja dormir en paz. Y si antes se me hizo difícil sacarlo de mi vida, y eso que me mudé, ahora será casi imposible, sin tomar en cuanto que vivimos en el mismo lugar y estamos en la misma escuela.

Pero lo lograré, ¿Cómo? No sé, pero haré todo lo que esté en mis manos para sacarlo de mi vida de una vez por todas.

Estoy obligando a las personitas de mi cabeza a darme ideas para solucionar mis problemas, pero ninguna da una idea verdaderamente buena. Tampoco me ayuda esa música que mamá tiene puesta y canta como si su vida dependiera de ello. Creo que mi pasión por cantar en voz alta y sin que me importe que me escuche como una gallina agonizante la heredé de ella.

—Mamá ¿Puedes cambiar la música? —pido por... Ya no sé ni cuántas veces le he pedido lo mismo y cada una de esas veces recibo la misma respuesta:

—Mi carro, mi música.

—Eso mismo dijiste hace un rato.

— ¿Entonces porque sigues insistiendo?

—Mamá, por favor.

—Cuando tengas el tuyo podrás poner lo que quieras, mientras tanto te aguantas —y continua cantando.

La vida es tan injusta.

Hoy es sábado y desde la mañana mamá y yo estamos haciendo diligencias como ir al súper, comprar algunas cosas que le hacen falta a la casa, llevamos mi bici a que la arreglaran, etc. También como es de costumbre todos los fines de semanas pasamos tiempo juntas así que decidimos ir a comer e ir de compras.

Por lo general hacemos pijamadas pero hoy la pijamada la haré con Clara. Estoy muy emocionada es primera vez que hago una pijamada con alguien que no es mi mamá o alguna prima. Si, ya se, que deprimente. Pero nunca he sido de tener amigas, o muchos amigos en general. Mi grupo de amigos se resumía en Carter y en los amigos de Carter; y aunque en ocasiones intercambiaba una que otra palabra con la amiga o novia de alguno de estos chicos, no eran grandes amistades.

Sin dudas necesito pasar tiempo y hablar con alguien sobre muchas cosas. Aunque no me mal entiendan adoro las pijamadas con mi madre, y también las pocas que he tenido con mis primas. Pero por alguna razón con mamá ya no puedo hablar sin que saque el tema de Lian, de no sé dónde, y empiece a decir cómo vamos a terminar juntos, casados y como con seis hijos. Es exagerado, lo sé, pero así se siente.

Una canción de despecho más tarde y nos encontramos frente a la hermosa casa de mi amiga.

— ¿Es aquí? —mamá mira la casa y luego a mí.

—Sí, gracias, mami —me acerco y dejó un beso en su mejilla.

—No es nada —me sonríe con cariño— te portas bien y cualquier cosa me llamas.

—Sí, tranquila, todo va a estar bien.

—Bueno, divierte.

—Adiós —me despido y bajo del auto.

más que enemigos [En Proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora