8. Sensaciones extrañas

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Lian Mason

El fresco aire de otoño me golpea en la cara cuando salgo del instituto y me dirijo hacia mi auto. En el estacionamiento paso al lado de unos chicos que me sonríen y regalan saludos, pero yo no sé los devuelvo, estoy muy sumido en mis pensamientos como para hacerlo. Al llegar a mi camioneta me subo, tranco la puerta de un portazo y me dejo caer en el asiento soltando un fuerte suspiro de irritación y molestia.

No sé qué fue lo que sucedió allá adentro exactamente, actué sin pensar y me deje guiar por mis emociones; solo sé que me sorprendió, y por alguna extraña razón me molesto, el hecho de que Abby y Ben estuvieran hablando con tanta confianza como si fueran amigos de toda la vida, y de como ella se veía tan cómoda. También porque cuando ella y yo hablamos solo tenemos conversaciones superficiales en las que yo termino burlándome de Abby y ella diciendo que soy un idiota.

Aunque claro tampoco es que haya hecho mucho como para recuperar su confianza, pero Ben tampoco; así que no entiendo.

Al enterarme de que ella volvería tenia la intensión de empezar de nuevo y arreglar mi error, pues nuestra amistad se había dañado por una tontería de niños. Pero en vez de pedir disculpas, o lo que sea, en mi habitación cuando podía, la llamé, prácticamente, metiche y otro montón de idioteces; sobre todo cuando mencione que yo le gustaba hace unos años, en mi defensa creía que se lo tomaría normal, pero me di cuenta que no, al ver como se enojo de esa manera y no apareció hasta que ella y su mamá se fueron.

Puede que suene como un gran estúpido, pero hay algo, no sé qué exactamente, que solo me provoca seguir molestándola. Creo que es la forma en que arruga la nariz al enfadarse; o como tarda un rato pensando en que contestar cuando me burlo de ella; o como trata de no reírse de mis burlas para conservar su dignidad, que solo me da más ganas de fastidiarla. Es raro lo sé, pero no lo hago con mala intensión.

Para tratar de relajarme pongo un poco de musica de mi teléfono y dejo que Cradles de Sub Urban llene el silencio del auto. Estoy esperando que Ben se digne a aparecer; pero la verdad es, que solo quiero irme de aquí. Pero no puedo dejarlo, por más que ganas no me falten, se supone que iremos a su casa a jugar videojuegos, como siempre hacemos; no es justo que el pague mi molesta sin sentido, no es su culpa, de nadie realmente.

Por más que la música tranquiliza mi molestia, no calma el desastre de ideas y preguntas que recorren mi mente. Estoy distraído en mis pensamientos que no me percato de que Ben ha entrado en el auto y me está mirando con curiosidad y con un toque de diversión.

— ¿Qué? —pregunto al ver su expresión.

— ¿Qué mierdas fue eso?

Yo me quedo en silencio unos segundo decidiendo que contestarle, porque la verdad ni yo entiendo que me pasó. A la final no me queda de otra que responder con sinceridad, porque él me conoce y sabe cuando miento; además yo lo conozco y sé que si descubre que oculto algo, no parara de insistir hasta que se lo diga.

—Yo... no tengo idea—está bien puede que no sea la completa verdad, pero mentira tampoco es—solo paso.

—Ay, amigo mío —comenta el con burla— estas celoso.

—Sí, claro —suelto con sarcasmo.

—Ella te gusta —canturréate él entre risas.

— ¡¿Qué?!—me apresuro a decir—claro que no.

—Sí, uh-hu, y yo soy virgen—dice sarcástico.

Volteo los ojos y arranco el auto sin decir palabra.

más que enemigos [En Proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora