12. Sustancia toxica.

974 96 126
                                    

Lian Mason

Es un desastre.

Un completo desastre.

Apenas Abby empieza a vaciar el contenido de su estómago en el verde pasto, me apresuró y recojo su cabello con mis manos para que no se ensucie.

Ya me puedo imaginar la riña que me va a dar mamá cuando llegue a casa y vea lo ebria que esta la castaña. Pero esto no es para nada mi culpa, Abby no es una niña, debe tener control de lo que hace y bebe, no puede andar por la vida como si todo fuera un juego. Y a juzgar por la forma con la que se tomaba esos tragos, sé que a ella no le importaba, o siquiera había pensado, lo que eso produciría; entre esas cosas que la cachetearan.

No creo que exista un ser más desafortunado y desgraciado que ella.

Al terminar de vomitar se endereza y paso su brazo por mis hombros para llevarla a la camioneta, pues por la forma torpe con la que camina sé que no podrá hacerlo sola. La ayudo a entrar en mi auto y le doy la vuelta a este para entrar en el asiento del conductor.

—Es una loca, ¿Como se le ocurre haberme golpeado? y llamarme zorra, es definitivamente una loca estúpida. —escucho balbucear a Abby. No sé si está hablando conmigo o si está hablando sola, para mí es la segunda.

—Bueno, tampoco es que no haya tenido razones para no hacerlo —suelto como si estuviera hablando conmigo mismo pero con la intensión de que me escuche.

— ¿Que dijiste? —pregunta indignada y arrastrando un poco las palabras— esto no es para nada mi culpa, ella no tenía porque llamarme zorra y reaccionar así cuando fue su novio el culpable.

Ese grandísimo imbécil de David; si antes no me agradaba, ahora se ganó mi odio. El debería estarle agradeciendo al cielo que su novia intervino antes de que lo hiciera yo, porque de seguro ya estaría de camino al hospital.

— ¿Y qué pasó con lo último que le dijiste? —Cuestiono— ¿No tenía razones para golpearte después de eso?

—Bueno... yo... —busca algo para decir y poder defenderse—... eso solo lo dije porque estaba enojada y dije lo primero que me pasó por la mente. Además ¿Que iba a saber yo que era su novia? David nunca me lo dijo.

—Por supuesto, Abby, porque es muy normal que un tipo así de imbécil y malintencionado te diga que está en una relación.

— ¿A qué te refieres?

—Eres tan ingenua —pronuncio irritado.

— ¡No lo soy!

— ¿Oh, en serio? —digo con sarcasmo— bueno ¿ya te enteraste que a ese amigo tuyo Stevens le gustas? ¿O necesitas que el mismo te lo explique?

No tengo idea de porque dije eso, pero era algo que había estado recorriendo mi mente desde hace rato y no pude evitar mencionarlo.

Ella se queda en silencio por unos segundos sopesando lo que he dicho— ¿Pero qué...? ¡Claro que no!... Sólo somos amigos.

—No creo que el solo quiera ser tu amigo.

— ¿Y tú qué sabes de estar enamorado? —Exige— si la única novia que has tenido fue una perra loca que ni te gustaba.

Me arrepiento una y mil veces de haberle contado esa estupidez.

—Pero si se ver cuándo a una persona le gusta alguien.

— ¡No, estás confundido! Yo no le gusto —contesta— además el no tiene nada que ver en esto.

— ¿Sabes qué? tienes razón —hablo con fingido razonamiento— el no tiene nada que ver aquí porque ni siquiera estuvo cuando esa chica te golpeó.

más que enemigos [En Proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora