29. Hasta la familia es peligrosa.

1K 53 176
                                    


—Tómame una foto.

—No gracias, no quiero que el lente de mi cámara se rompa.

— ¿De qué hablas? No estoy fea —protesto frunciendo el ceño y a la vez pasando mi mano por mi cabeza para tratar de peinar alguno que otro cabello desordenado.

—No me refiero a ti —explica Lian rodando los ojos— hablo de esa cosa fea.

Suelto un chillido ofendido y lo señalo de forma acusatoria— Más respeto, no es feo.

— ¿Ah no? Está todo chueco y mal arreglado —observa el con una sonrisa sancarrona.

—Ay, pero claro que no, solo es... diferente.

—Así es como las personas le dicen a las cosas feas cuando no quieren admitir que lo son —su cara se expande con una sonrisa de suficiencia y yo lo fulmino con la mirada.

—Ay, ya cállate y tómame la foto —poniendo los ojos en blanco y soltando un suspiro de resignación se coloca la cámara frente a la cara preparado para tomar la foto.

Ya más animada por haber ganado esta pequeña y absurda discusión me acomodo al lado del muñeco de nieve y sonrió cual niña caprichosa que acaba de conseguir lo que quiere. Sí, esa pelea se debe a un pequeño muñeco de nieve; uno que, he de admitir, aunque nunca frente a Lian, no es el más agraciado. Pues sí está un poco chueco, tiene un poco de barro ya que no ha nevado tanto y sí, puede que parezca más una montaña de nieve sucia con ojos y nariz, pero es mío y le tengo cariño. Además puedo asegurar que entre todos los muñecos de nieve este será el que más destaque  por su personalidad extrovertida y diferente, por no hablar de su aire aesthetic. Y como siempre mi necesidad de ponerle nombre a las cosas, o según Lian "mi necesidad de condenar a las cosas con nombres espantosos", se hizo presente y bautice al pequeño muñeco de nieve como Pepe, no me dejaron ponérselo a Rocky se lo pondré a él. La verdad solo quería ponerle ese nombre a algo, se presentó la oportunidad y la tomé.

—Ven —le digo cuando termina de tomarme las fotos.

— ¿Para qué? —me observa con desconfianza.

—Ven y tomate una foto conmigo.

—No gracias estoy bien.

—Que vengas o te golpeo —le advierto ya cansada de que me contradiga tanto.

— ¿Por qué tan agresiva? —dice ofendido pero de todas formas se acerca a mí.

—Tu produces eso en mi.

—Eso y muchas cosas más —levanta las cejas con perversión y mis mejillas no tardan en teñirse de rojo.

—Cállate y dame la cámara.

Soltando una pequeña risa me la entrega. Es más pesada de lo que pensaba.

—Cuidado y se te cae.

—No se me va a cae... ¿sabes qué? Mejor tómala tú —siendo sincera sí es muy probable que se me caiga, así que mejor prevenir antes que lamentar.

El cómo puede se las ingenia para apuntar el lente de la cámara hacia nosotros y sacarnos unas cuantas. Luego de eso yo saco mi teléfono y esta vez las tomo con él, pues se me hace más fácil y también quiero unas para mí. Aunque la mayoría de ellas salen con las dedos de Lian detrás de mi cabeza o sino movidas porque él no para de darme pequeños empujones. Yo solo quiero una foto decente y él no colabora.

Hoy está de particular buen humor. Con todo y sus fastidios y sus ganas de llevarme la contraria, se que solo lo hace para molestar. Me he dado cuenta que suele molestarme mucho cuando está de buen humor... cuando esta de mal humor también, pero esta vez sí está feliz.

más que enemigos [En Proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora