24. Confesiones inesperadas.

1K 84 78
                                    

—Buenos días —saluda Lian al entrar a la cocina donde nos encontramos desayunando Daine, mi madre y yo.

—Buenos días —devolvemos el saludo las tres.

Al pasar por detrás de mi mamá y Daine él me regala un guiño con cariño y yo esbozo una sonrisa de boca cerrada.

Ya han pasado tres días desde que hablamos en el lago y desde que él me pidió ser su novia, de una forma muy peculiar cabe destacar, pero que no podría haber sido más estupenda, y que yo no dudé en aceptar.

Todos estos días nos la hemos pasado juntos de arriba para abajo, ya sea solo hablando y pasando el rato en la cabaña, hasta yendo a explorar el bosque; aunque esto no me gustó mucho ya que me doble el pie y él me tuvo que traer cargada sobre su espalda hasta la cabaña. También fuimos a dar un paseo en bote, aunque no éramos expertos hicimos lo que pudimos con la poco experiencia de remo de Lian y la escasa mía; lo peor es que, de no sé dónde, salió una ranita que me salto encima y en mi intento de quitármela se volteó el bote haciendo que nos cayéramos al agua; los dos estamos medio resfriados.

Después de agarrar su comida, al pasar por mi lado Lian me pellizca en las costillas de forma discreta y yo trato todo lo que puedo en ocultar mi sobresalto, para que nuestras mamás no se den cuenta. Si cuando casi no nos hablabamos nos shipeaban,no me quiero imaginar cómo será si nos ven así.

No es como que no les queramos contar o tengamos planeado tenerlo en secreto, solo que estamos aprovechando estos días para nosotros, además que no necesitamos que terceros sepan de lo nuestro para hacerlo más real o serio, con que nosotros lo sepamos está bien. Así que aún no se lo contamos a nadie —a excepción de Carter, al que le conté todo ese mismo día porque no me contuve— pero ya llegará el momento en el lo digamos, sin embargo todo ha ido de maravilla tal y como está, así que no hay apuros.

Es curioso, y hasta gracioso, como después de todo lo que pasó entre nosotros, todos nuestros problemas, ahora nos encontremos como si nada. Aunque no es la primera vez que nos pasa, después de una pelea, de una forma u otra siempre terminamos hablando como si nada. Es como si estando juntos olvidáramos los problemas y solo viviéramos ese momento; claro está que luego volvíamos a tener problemas, pero ese ya no es el caso.

—Estos días han sido increíbles —comenta Daine— gracias por proponer está salida, Annie, la necesitaba.

—No hay nada que agradecer —mi mamá le regala una sonrisa comprensiva.

Mamá había usado esa excusa de el relajarse para ocultar la verdadera razón del porque propuso venir aquí. Hace pocos días Daine y el señor Harry se divorciaron, y a pesar de que todos lo esperábamos desde hace un tiempo, fue inevitable no sentirnos mal, sabré todo Lian y Daine. Sé que no soy la única consciente de lo que mamá hizo, los demás también se deben de hacer una idea de sus razones, aunque nadie menciona nada. Supongo eso hace todo más llevadero, sé cómo se siente eso.

De reojo veo como Lian esboza una sonrisa triste y por debajo de la mesa estiro mi brazo para agarrarle la mano en señal de apoyo, quiero que sepa que estoy para él. Sé que esto es algo que le ha afectado mucho, pero no hemos hablado más de eso, no desde la vez del restaurante. Sin embargo no lo quiero presionar a hablar, el lo hará cuando quiera y yo estaré ahí escuchándolo y acompañándolo.

—De hecho, había pensado ir a visitar el pueblito que está a pocos kilómetros de aquí —Daine comenta con felicidad— deberíamos ir a conocerlo.

—Ay, si, estaría muy bien —se apunta mi madre y luego nos mira a Lian y a mi— ¿Que les parece?

—Me parece bien, será divertido —hablo animada, la verdad me gustan mucho los pueblitos.

más que enemigos [En Proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora