Capítulo 13

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Cumpleaños de mi Lu

Nick me lleva a la disquera, no podemos acercarnos, los bomberos tienen limitado el acceso. Corro a Lydia que llora presa de pánico.

Las personas curiosas no dejan de mirar hacia adentro. El edificio de papá está totalmente calcinado. Ya los bomberos hicieron su trabajo y controlaron las llamas. El jefe se acerca a nosotras quitándose el casco.

—Señorita Banks. Lamento informarle que nada se salvó, todo es cenizas.

—¿Y la fuente del incendio?

—Desconocida. Lamento mucho lo sucedido.

—¿Heridos? —pregunta Lydia.

—Ninguno por suerte.

—Gracias por sus servicios. Vamos Lydia, te llevó a casa.

La guió al auto y pido a Nick que nos lleve a casa de la mujer pelirroja, la cual no deja de ser un manojo de nervios. No es capaz ni de hablar, el camino es corto y en cuanto llegamos entramos a la casa.

Maximilian y una mujer de cabello negro, ojos claros, delgada de unos cuarenta y cinco años está con él.

—Lydia. Hermana ¿Estas bien? —pregunta preocupado.

—Si, solo quiero dormir. —solloza.

Tomó su mano y la llevó a su dormitorio. Cuando bajó, me dirijo a la cocina y preparo té. Nick está charlando con Maximilian en la sala de estar. La mujer entra a la cocina y me mira.

—¿Tú eres Kadlin Banks? Hija de Peter Banks.

—La misma. ¿Quién eres tú?

—Emily Fernández. Amiga de infancia de Maximilian.

Asiento.

—Jamás había oído de ti. —la miró. Mientras acomodo las tazas.

—Ni yo de ti, hasta que Peter murió.

—¿Qué tiene que ver mi papá? No que eras amiga de Max.

—También de tu padre. Salimos en la escuela, era mi novio.

—¿Mi papá o Maximilian?

—Peter. Te pareces mucho a él, a pesar de no ser su hija.

La miró seria cruzando los brazos.

—Yo soy su hija.

—De sangre no.

—¿Y? Él me eligió como hija y no le permito a una extraña que hable de eso.

Niega y se acomoda en uno de los asientos del comedor.

—Lo lamento, solo me sorprende como los demás cuidan a los hijos de otros. Porque Maximilian también te cuida como una hija ¿Verdad?

—¿A qué se debe que estés aquí?

—Trabajaré con Maximilian, sabe lo importante que es para mí empezar de cero y me dio la oportunidad.

—Ya.

—Querías mucho a Peter ¿Verdad? Cuando quieras saber más de él no dudes en llamarme.

La tetera suelta un ruido grave avisando que la bebida está lista. Sirvo cuatro tazas y le doy una. Regreso a la sala con los demás y les doy té.

—Maximilian me decía que no conocen la fuente del incendio, pero parece que fue provocado.

—¿Por qué lo dices?

—Mi pequeña, en ocho años que esa disquera había estado allí. Jamás pasó algo como esto. La persona que hizo esto, se aseguró de que no quedara nada.

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