04.

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Asiento mientras escucho a los pacos hablarme, me limpio la lágrima que cae por mi mejilla y miro mis manos jugando con éstas.

— Realmente lo sentimos mucho, pero no tenemos la evidencia necesaria como para llevarlo a comisaría. — dice uno de ellos y me rio internamente.

¿Evidencia necesaria? ¿Quieren que use una cámara cada vez que me golpea?

— Esperamos que tenga una buena recuperación, señorita. — salen de la habitación dejándome sola.

Sollozo en silencio y veo a la doctora Andrea entrar.

— Disculpa, pequeña, necesito revisar tu estómago. — asiento y me limpio las lágrimas. — ¿Qué le dijeron?.

La miro y me encojo de hombros, desvío la vista cuando levanta mi camisón y aprieta mi estómago, me retuerzo por el dolor y me afirmo de las barandas de la camilla.

— Lo siento, te daré más calmantes. — rodea la camilla y me pone más calmantes. — Entonces... ¿Espero a tu pololo para darles la información? ¿O no?.

Niego y tomo su mano instandola a que me la diga.

— Okey, tus exámenes no están muy buenos, sufriste muchos daños en tu interior, logramos reparar la mayoría pero hay unos que son irreparables, tus órganos estaban a punto de estallar pero pudimos detenerlos a tiempo. — asiento. — Y... Bueno, lo siento mucho, pequeña, los golpes que te dieron en el estómago fueron tan profundos que dañó un ovario y lamentablemente tuvimos que extraerlo.

La miro con los ojos llenos de lágrimas, ella mira en mi dirección y carraspea desviando la mirada hacia la pared.

— Además, encontramos un pequeño tumor en tu otro ovario, lamentablemente era maligno y tuvimos que extraerlo también, lo siento mucho, pero la posibilidad de quedar embarazada es nula.

Abro mis ojos negando rápidamente, intento hablar pero nada sale de mi boca, pongo mis manos en mi cabello jalando éste y comienzo a sollozar fuertemente.

— Lamento mucho lo sucedido, señorita. — me dice y sale de la habitación.

Esto no puede estar pasando.

Yo siempre quise tener hijos, soñé con tener hijos tantas veces y ahora mi sueño se arruinó.

Cierro mis ojos con fuerza, abrazándome a la almohada. Si tan solo hubiese escuchado a mis amigas, si me hubiese alejado a tiempo no estaría pasando ésto.

Siento la puerta abrirse y me hago la dormida al notar que es Ignacio, se acerca a la camilla acariciando mi brazo y siento arcadas.

— Tranquila, amor, te recuperarás. — me da un beso en la frente y luego escucho cómo sale de la habitación.

*****

Me despierto al escuchar ruidos en el pasillo, son gritos, de mujeres y hombres, no me puedo levantar y tampoco tengo ganas.

Veo a la doctora entrar y cerrar la puerta rápidamente, se acerca a mí revisando mis heridas y me mira.

— Tienes muchos amigos, pequeña, están preguntando por tí.

Frunzo el ceño e intento hablar, duele un poco pero por lo logro.

— ¿Qué.... Amigos?. — tomo del agua que me dejaron.

— Hay varias niñas afuera preguntándole a tu novio cómo estás, les dije que estabas bien pero insisten en verte. — asiento rápidamente. — ¿Quieres que entren?.

El Mino De Los Tatuajes. [Erick Pulgar] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora