33.

1.8K 110 18
                                    

17 de Enero de 2023.

VANESSA HERNÁNDEZ.

Asiento escuchando lo que una de las enfermeras me dice mientras que la otra me inyecta más suero ya que estaba un poco deshidratada.

Ambas terminan de explicarme lo que decían los exámenes que me hicieron hace unos minutos y luego salen por la puerta de la habitación, miro al Erick que está de pie al lado de mi camilla y estira su mano tomando la mía.

— Sabía que era el apéndice. — me dice y suspiro recostando mi cabeza en la almohada.

— Puta, que paja. — suelta mi mano por un segundo para acercar más la silla hacia la camilla, vuelve a tomar mi mano y se sienta apoyando su cabeza en el suave colchón en donde estoy acostada.

— Si. — suelto su mano y llevo ésta hacia su cabello, lo acaricio y veo como cierra sus ojos.

— ¿Tienes sueño?. — él asiente y sonrío bajando mi mano y acariciando su mejilla. — Duerme un ratito, no creo que el doctor venga por ahora.

— Es que no te quiero dejar sola, imagínate me despierto y estai en el quirofano. — aprieto suavemente su mejilla y abre sus ojos mirándome. — ¿Llamo a la Gabi?.

— No, no, ya es muy tarde, no creo que...

Su teléfono suena y alcanzo a ver el nombre de la Isi cuando lo saca de su pantalón, él contesta y me mira en todo momento cuando habla.

— La Isi me preguntó que cómo te traté hoy y le dije directamente que estábamos en el hospital, espero que no haya sonado mal. — niego y cierro los ojos acomodando mi cabeza hacia un lado, él corta la llamada. — Dice que vienen para acá.

— Ay, pero si es el apéndice, duele pero no es nada comparado con...

— Ya, cállate. — tapa mi boca con su mano y suelto una risita viéndolo. — Ya entendí, pero igual, se preocupan por tí, no las alejes.

— No las estoy alejando, solo digo que es innecesario que vengan, saldré de aquí mañana y listo. — quito su mano antes de hablar y él sube su otra mano acariciando mi brazo desnudo.

— ¿Y quién te va a cuidar después de la operación? Tienes que estar en reposo y alguien tiene que limpiarte la herida. — lo miro confundida.

— Pensé que me ibas a cuidar tu.

Veo que oculta su sonrisa bajando su rostro pero no lo logra, me mira con una cara feliz que me deja sin aire y levanta su brazo acariciando mi mejilla.

— Si me lo pides como corresponde, te cuidaré.

— ¿Me puedes cuidar después de mi operación?.

— No. — frunzo el ceño y él sonríe dejándome confundida.

— Ya po'.

— Pídemelo bonito. — ruedo los ojos y cruzo mis brazos mirándolo serio.

— ¿Te gustaría ser mi enfermero personal?.

— La verdad no, eres un poco mandona. — abro mi boca indignada por lo que acaba de decir. — Pero lamentablemente me gustas mucho como para negar una petición como esa.

— Ya no te quiero como enfermero. — él sonríe y se inclina hacia mí dejando un pequeño beso en mi hombro por sobre la bata.

— No me importa, lo seré igual. — sonrío levemente mirándolo y él levanta su brazo acariciando mi cabello. — Puta que te quiero.

Muerdo mi labio sintiendo mis mejillas más rojas que un tomate y mi corazón latir a mil. Yo también lo quiero y mucho, la verdad no sé que estoy esperando para estar con él, estuve dos años enteros de mi vida pensando solo en él y sabiendo que algún día lo volvería a ver, y ahora que está frente a mí diciéndome todas las cosas lindas que siempre quise que me dijera simplemente me quedo en blanco y me paralizo.

El Mino De Los Tatuajes. [Erick Pulgar] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora